Obra basada en el programa de televisión “Buenafuente” © LaSexta 1998.
Editorial: Editorial Planeta.
El monólogo es la apertura de la partida. Un penalti. Un solo. Tú eres el único instrumento. Hay una partitura, pero también aparecen decena de factores.
Todo tiene que estar en armonía y, por descontado, tiene que ser divertido. No voy a negar el placer que produce hacer un monólogo y que, además, el público se ría. Hay pocos momentos comparables a ése. Sí, el que están pensando es uno de ellos.
Durante los últimos tiempos me siento muy seguro. Como si lo hubiera hecho toda la vida. Explicación: estamos llegando a la mítica cifra de MIL. Echamos cuentas el otro día y casi me se cae el pelo del susto. ¡Mil! Eso lo explica todo: son horas y horas de vuelo. Y de risas. Y de buenos textos. Y de mirar el día a día por debajo de las faldas.
Me encanta ser cómico y que vaya quedando un testimonio escrito en forma de libro. Como éste.
Puede que pienses: “Vaya burrada.” Tienes razón.
Andreu Buenafuente nació una vez y escarmentó, porque jamás ha vuelto a hacerlo. Su infancia estuvo marcada por unos obsesivos estudios de caligrafía, pero gracias a ellos nunca tiene una palabra más alta que otra. A los veintipocos años se independizó, pero tras unos pocos meses de guerra civil volvió a ser una nación sin estado. Aunque todas las mujeres afirman buscar a un hombre que las haga reír, Andreu está soltero y con compromiso, el de sacar un libro de monólogos cada año. Parece que lo lleva bien.
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