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Hazte la cama de William H. McRaven

Posted by Raul Barral Tamayo en martes, 26 de julio, 2022


Título original: Make your Bed.
© William H. McRaven, 2017
© de la traducción, Susana Olivares Bari, 2017
Editorial: Editorial Planeta.

Lo que comienza aquí cambia el mundo, porque las metas más importantes están hechas de pequeños pasos.

Tomar la iniciativa, aceptar que la vida no es justa, respetar a todo el mundo, nunca jamás darse por vencido… El comandante William H. McRaven nos descubre en este libro las profundas lecciones de vida que aprendió durante su entrenamiento en los SEAL, una de las unidades militares más altamente cualificadas del planeta, y su larga vida militar, aprendizajes que le han ayudado a superar terribles desafíos.

Contado con gran humildad y optimismo, este libro intemporal ofrece una sabiduría esencial, consejos prácticos y palabras de aliento que inspirarán a los lectores a ganar determinación, compasión, honor y coraje para lograr más y llegar más lejos, incluso en los momentos más oscuros de la vida.

William Harry McRaven es comandante del Mando Conjun­to de Operaciones Especiales del Ejército de Estados Unidos, condecorado con la Medalla por Servicio Distinguido de Defensa y uno de los más experimentados expertos antiterroristas de Estados Unidos. Hijo de un coronel de las Fuerzas Aéreas que pilotó aviones durante la Segunda Guerra Mundial, se graduó en Periodismo en la Universidad de Austin (Texas) antes de dedicarse por completo a la carrera militar. Su libro Hazte la cama está basado en el emocionante discurso de graduación que ofreció a la promoción de 2014 de la Universidad de Texas, cuyo vídeo ya ha sido visto por más de diez millones de personas en todo el mundo.

Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario:

  • Las diez lecciones que aprendí de mi entrenamiento en los equipos Mar, Aire y Tierra de la Marina de Estados Unidos (los Navy SEALs):
    1. Empieza tu día con una tarea cumplida.
      • Si quieres cambiar el mundo …, empieza por hacerte la cama.
      • Hacerse la cama de la manera correcta no era un motivo de elogio, sino algo que se esperaba de mí. Constitutía la primera tarea del día y llevarla a cabo correctamente era importante. Era una demostración de disciplina. Denotaba atención a los detalles y, al final del día, sería un recordatorio de que había hecho algo bien, una tarea de la que podía enorgullecerme, sin importar lo pequeña que fuera.
      • Esta pasión por la limpieza y el orden se aplicaba a todos los aspectos de la vida militar.
      • La vida es difícil y en ocasiones podemos incidir poco en el resultado de nuestro día. Buscas algo que te ofrezca consuelo, que te motive a iniciar el día, que te brinde una sensación de orgullo en un mundo a menudo pavoroso. Esto no se limita al combate: la vida diaria necesita esa misma sensación de estructura. Nada puede reemplazar la fuerza y el solaz de la propia fe, pero, a veces, el simple acto de hacer la cama puede darte el impulso que necesitas para comenzar tu día y proporcionarte la satisfacción necesaria para darle un final adecuado.
    2. No podrás lograrlo solo.
      • Si quieres cambiar el mundo …, encuentra a alguien que te ayude a remar.
      • Muy al principio del entrenamiento SEAL aprendí el valor del trabajo en equipo, la necesidad de depender de alguien más que te ayude a superar las tareas difíciles.
      • En ocasiones, alguno de los tripulantes se encontraba enfermo o lesionado y no podía dar el cien por cien. A menudo, yo mismo me encontraba exhausto por el día de entrenamiento o afectado por algún catarro o gripe. En esos días, los demás miembros asumían mis responsabilidades.
      • Ninguno de nosotros podía completar el entrenamiento sin ayuda, ningún SEAL podía sobrevivir a la batalla por sí solo y, en tu vida necesitas a personas que te apoyen en los momentos difíciles.
      • Encuentra a alguien con quien compartir tu vida, haz tantos amigos como puedas y jamás olvides que tu éxito depende de los demás.
    3. Solo importa el tamaño de tu corazón.
      • Si quieres cambiar el mundo …, mide a las personas según el tamaño de su corazón.
      • El entrenamiento SEAL siempre se reducía a demostrar algo: que la estatura no importaba, que el color de tu piel era intrascendente, que el dinero no te hacía mejor persona, que la determinación y la tenacidad siempre son más esenciales que el talento.
      • Aquel hombre callado, reservado y humilde era Mike Thornton, uno de los SEAL más fuertes en la larga historia de los equipos.
    4. La vida no es justa, ¡sigue adelante!
      • Si quieres cambiar el mundo …, olvida que fuiste una galleta azucarada y sigue con tu vida.
      • Para muchos de los aprendices SEAL, esto era difícil de aceptar. Los que perseguían la perfección esperaban que se les recompensara por su impecable desempeño. En ocasiones sucedía, pero no siempre. A veces la única recompensa por sus esfuerzos era un revolcón en agua y arena.
      • Señor Mac, ¿tiene usted alguna idea de la razón por la que en esta bella mañana acaba usted de convertirse en galleta azucarada? No, señor Martin. Porque, señor Mac, la vida no es justa, y cuanto antes lo descubra, mejor le irá.
      • Es fácil responsabilizar a alguna fuerza externa por lo que te toca en la vida y dejar de esforzarte porque crees que el destino está en tu contra. Es fácil pensar que el sitio donde creciste, la manera en la que te trataron tus padres o la escuela a la que asististe son lo único que determina tu futuro. Nada podría estar más alejado de la verdad. Las personas normales y corrientes, así como los hombres y mujeres extraordinarios, se definen por la manera en que lidian con las injusticias de la vida.
      • A veces, sin importar cuánto te esfuerces, sin importar lo bueno o buena que seas, terminas convirtiéndote en una galleta azucarada. No te quejes. No culpes a tu mala suerte. Levanta la cabeza, mira hacia el futuro y ¡sigue adelante!
    5. El fracaso puede fortalecerte.
      • Si quieres cambiar el mundo…, no temas al circo.
      • Como compañeros de nado, si uno de los dos fracasaba en algo, ambos sufríamos las consecuencias. Era la manera en que los instructores reforzaban la importancia del trabajo en equipo.
      • Lo que hacía que el circo fuera tan temido por los aspirantes no era solo el sufrimiento adicional, sino la certeza de que estarías tan exhausto y tan fatigado por el ejercicio extra que al día siguiente tampoco lograrías alcanzar los estándares. Así, volverías a entrar en la lista del circo una y otra vez. Era una espiral de la muerte, una cadena de fracasos que provocaba que muchos de los cadetes abandonaran el entrenamiento.
      • A medida que continuaron las sesiones de circo, empezó a suceder algo curioso. Nuestros trayectos a nado mejoraron, y Marc y yo empezamos a subir de categoría. El circo, que había empezado como un castigo por nuestro fracaso, nos estaba haciendo más fuertes, más rápidos y más confiados en el agua. Mientras que otros cadetes se daban por vencidos, incapaces de tolerar el fracaso ocasional y el dolor que conllevaba, Marc y yo estábamos decididos a no permitir que el circo nos derrotara.
      • En la vida te enfrentarás a una variedad de circos. Tendrás que pagar por tus fracasos. Pero si perseveras, si permites que esos fracasos te sirvan de lección y te fortalezcan, estarás en mejores condiciones para enfrentarte a los momentos más difíciles de tu vida.
      • Cuando vives en un espacio reducido con doce SEAL, no hay donde ocultarte. Ellos saben si estás dando el cien por cien en los ejercicios matutinos; te ven cuando eres el primero que salta del avión y el último en servirse de comer; te observan cuando limpias tu arma, revisas la radio, lees los informes de inteligencia y preparas tus informes de misión. Saben si has trabajado toda la noche preparándote para el entrenamiento del día siguiente.
      • Utilicé mi fracaso anterior como motivación para trabajar más y mejor que cualquier otro elemento del pelotón. No siempre logré ser el mejor, pero jamás dejé de esforzarme al máximo.
      • Comprendí que los fracasos anteriores me habían fortalecido, me habían enseñado que nadie es inmune a los errores. Los verdaderos líderes aprenden de sus fracasos, utilizan esas lecciones para motivarse a sí mismos y no temen volver a intentarlo ni tomar la siguiente decisión difícil.
    6. Arriésgate a lo grande.
      • Si quieres cambiar el mundo …, deslízate de cabeza por el obstáculo.
      • Comprendí que correr riesgos era algo habitual en las Fuerzas de Operaciones Especiales, que siempre desafiaban sus propios límites y los de sus máquinas con el fin de lograr un resultado exitoso. En muchos casos, eso es lo que los distingue de todos los demás. Generalmente el riesgo está calculado, pensado y planeado hasta la extenuación.
      • La vida es una contienda y el fracaso siempre es una posibilidad, pero aquellos que viven con temor al fracaso, a las dificultades o a la vergüenza, jamás alcanzarán su máximo potencial. Si no desafías tus límites, si no te deslizas de cabeza de vez en cuando, si no arriesgas a lo grande, jamás sabrás lo que puedes lograr de verdad en la vida.
    7. Enfréntate a los abusones.
      • Si quieres cambiar el mundo …, no temas a los tiburones.
      • Si no tienes valor, otros pueden definir tu destino y estás a merced de las tentaciones de la vida. La falta de valor permite que gobiernen tiranos y déspotas. Sin él, ninguna sociedad puede prosperar y crecer. Sin él, lo abusones del mundo se encumbran. Pero con valor puedes alcanzar cualquier meta; con él, puede enfrentarte al mal y derrotarlo.
      • Todos los abusones son iguales: ya estén en el patio del colegio, en el trabajo o al mando del de un país que gobiernan mediante el terror. Se alimentan del miedo y la intimidación. Los abusones se hacen fuertes a expensas de quienes son timoratos y cobardes. Tratarán de determinar si sus víctimas son débiles. Si no encuentras el valor para mantenerte firme, te atacarán. En la vida, para lograr tus metas, para finalizas tu recorrido nocturno, tienes que ser un hombre o una mujer de gran valor. Ese valor está en cada uno de nosotros. Esmérate en buscarlo y lo encontrarás en abundancia.
    8. Pone a la altura de las circunstancias.
      • Si quieres cambiar el mundo …, sé la mejor versión de ti mismo en los momentos más oscuros.
      • En algún momento de nuestras vidas, todos nos enfrentaremos a momentos oscuros. Si no es la muerte de algún ser querido, entonces será otra cosa lo que destruya tu espíritu y te haga dudar del futuro. En ese momento de oscuridad busca en lo más profundo de tu interior y conviértete en la mejor versión de ti mismo.
    9. Dale esperanza a la gente.
      • Si quieres cambiar el mundo …, empieza a cantar cuando el lodo te llegue al cuello.
      • El propósito de la semana del infierno era eliminar a los débiles, a aquellos que no eran lo suficientemente fuertes como para convertirse en comandos SEAL. En términos estadísticos, se dan por vencidos más estudiantes durante la semana del infierno que en cualquier otro momento del entrenamiento.
      • Vi la sonrisa del instructor: él sabía que, una vez que uno se rindiera, otros lo seguirían.
      • Una lección importante: el poder de una sola persona para unir al grupo, el poder de una sola persona para inspirar a aquellos que lo rodeaban, para darles esperanzas. Si esa persona podía cantar incluso con el lodo hasta el cuello, nosotros podíamos hacerlo. Si esa persona podía tolerar el frío helado, nosotros también. Si esa persona podía aguantar, los demás podíamos lograrlo.
      • La esperanza es la fuerza más poderosa del universo. Hace posible que las naciones aspiren a la grandeza. Puede levantar a los oprimidos. Puede aliviar el dolor de las pérdidas insoportables. A veces, lo único que se necesita es una persona que marque la diferencia.
      • En algún momento, cada uno de nosotros nos encontraremos hundidos en lodo hasta el cuello. Ese es el momento de cantar a todo pulmón, de sonreír de oreja a oreja, de levantar a aquellos que están a tu alrededor e infundirles esperanzas de que mañana será mejor.
    10. ¡Nunca jamás te des por vencido!
      • Si quieres cambiar el mundo …, nunca, pero nunca, toques esa campana.
      • Déjenme decirles una sola cosa. Si se rinden, se arrepentirán de ello el resto de sus vidas. Rendirse jamás facilita nada.
      • De todas las lecciones que aprendí en el entrenamiento SEAL, esa fue la más importante. Nunca te rindas. No suena especialmente profundo, pero la vida constantemente te pone en situaciones en las que doblegarse parece mil veces más fácil que seguir adelante, situaciones en las que todo parece estar tan en tu contra que darse por vencido parece lo más sensato.
      • La vida está llena de momentos difíciles, pero ahí fuera siempre hay alguien a quien le está yendo peor que a ti. Si llenas tus días de autocompasión, de tristeza por la manera en que la suerte te ha tratado, y responsabilizas de tus circunstancias a otra persona u otra cosa, tu vida va a ser larga y muy difícil. Si, por el contrario, te niegas a renunciar a tus sueños y te mantienes fuerte y tenaz ante la adversidad, la vida se convertirá en aquello que tú decidas y podrás hacerla maravillosa. ¡Nunca, pero nunca, toques esa campana!
  • Lecciones sencillas relacionadas con la superación de los retos del entrenamiento SEAL, pero igual de importantes a la hora de enfrentarse a los desafíos de la vida, seas quien seas.
  • El cambio nunca resulta sencillo, en especial para la persona a cargo.
  • Recuerda… Empieza cada día con una tarea cumplida. Encuentra a alguien que te ayude en la vida. Respeta a todo el mundo. Ten presente que la vida no es justa y que a menudo fracasarás. Si corres algunos riesgos, si tomas la iniciativa cuando las cosas parecen estar en su peor momento, si te enfrentas a los abusones, si animas a los oprimidos y nunca jamás te das por vencido, si haces todas esas cosas, puedes cambiar tu vida para bien … ¡y quizá también el mundo!
  • No importa el sexo, los orígenes étnicos o religiosos, la orientación sexual o el nivel socioeconómico. Nuestras batallas en el mundo son semejantes, y las lecciones para superarlas y seguir adelante, transformándonos a nosotros mismos y al mundo a nuestro alrededor, se aplican de manera idéntica para todos.
  • El entrenamiento SEAL consiste en seis meses de carreras tortuosas sobre arena blanda, recorridos a nado en las heladas aguas frente a las costas de San Diego en mitad de la noche, pistas de obstáculos, interminables calistenias, días sin dormir y la sensación permanente de vivir congelado, mojado y de forma miserable.
  • Para mí, el entrenamiento SEAL, fue una vida entera de retos comprimida en un periodo de seis meses.
  • Si haces la cama cada mañana, habrás llevado a cabo la primera tarea de tu día. Si no puedes hacer las cosas pequeñas correctamente, jamás harás las cosas grandes correctamente. Si quieres cambiar el mundo, empieza por hacerte la cama.
  • No puedes cambiar el mundo tú solo, se necesita algo de ayuda, y para llegar a tu destino necesitarás a tus amigos y colegas, así como la buena voluntad de gente desconocida y de un timonel enérgico para guiarlos.
  • El entrenamiento SEAL era un gran igualador. Lo único que importaba era tu determinación para triunfar, ni el color de tu piel, ni tu origen étnico, ni tu educación, ni tu nivel socioeconómico.
  • Había muchos reclutas que simplemente no podían aceptar que todos sus esfuerzos fueran en vano, que sin importar lo mucho que trataran de que su uniforme estuviera perfecto, nadie lo apreciara. Esos aspirantes no superaron el entrenamiento: no comprendieron el propósito del ejercicio. Jamás tendrías éxito, jamás tendrías un uniforme perfecto. Simplemente, hay veces en que así es la vida.
  • La vida está llena de circos. Vas a fracasar; de hecho, es probable que fracases a menudo. Será doloroso y será desalentador. En ocasiones te pondrá a prueba hasta la médula.
  • hay un sinfín de tiburones en el mundo. Si esperas finalizar tu recorrido a nado, tendrás que lidiar con ellos.
  • Cada elemento SEAL sabe que debajo de la quilla, en el momento más oscuro de la misión, es cuando debes permanecer en calma, guardar la compostura; es el momento en que debes poner en práctica todas tus habilidades tácticas, tu poderío físico y tu fortaleza interna.
  • Una persona puede cambiar el mundo infundiéndole esperanzas a la gente.

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