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Hacerse el sueco en las Antípodas de Mark McCrum – Apuntes Breves

Posted by Raul Barral Tamayo en martes, 14 de octubre, 2008


Se dice que vivimos en una «aldea global», pero pese a los viajes cada vez más frecuentes y rápidos, y a la interculturalidad, la aldea parece seguir pesando más que lo global. Las tradiciones locales no desaparecen con facilidad y cada cultura mantiene peculiaridades que pueden hacer que un viajero despistado provoque un incidente internacional.

Este divertido e inteligente libro es un manual de supervivencia para saber cuándo y dónde una palabra o un gesto que se pretenden amables pueden resultar ofensivos, para descubrir las singulares costumbres relacionadas con saludos, regalos, comidas, citas, bodas, funerales o supersticiones en los más diversos lugares del planeta.

¿En qué país se ofenderán si propones pagar a escote una comida?

¿Por qué si haces el signo de OK en Estambul en medio de un atasco puedes acabar recibiendo un puñetazo?

¿Qué pasa en Alemania si no miras a los ojos de la persona con la que brindas o si regalas un ramo de flores envuelto en papel?

¿Por qué no debes sonarte el público o llenar tu propio vaso en Japón?

¿En qué país son incapaces de decir «no»?

¿Por qué no es aconsejable guiñarle un ojo a una mujer en Australia?

Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario:

  • La ONU llevó a cabo una encuesta en todo el mundo: «Por favor, díganos su sincera opinión acerca de la solución a la escasez de alimentos en el resto del mundo». La encuesta fue un fracaso, en África no sabían lo que quería decir «alimentos», en la India no sabían lo que quería decir «sincera», en Europa no sabían lo que quería decir «escasez», en China no sabían lo que quería decir «opinión», en Oriente Medio no sabían lo que quería decir «solución», en Sudamérica no sabían lo que quería decir «por favor» y en Estados Unidos no sabían lo que quería decir «el resto del mundo».
  • En cuanto a la cultura subyacente se refiere, todavía no vivimos en una «aldea global» o «mundo globalizado».
  • Muchas de las observaciones sobre otras culturas son necesariamente generalizaciones que no logran explicar de ningún modo al californianno modesto, al japonés bocazas, a la árabe saudí feministra, al brasileño puntual y al australiano esnob.
  • Desde el momento que uno pone la vista encima a otro ser humano surge la posibilidad de algún tipo de malentendido.
  • Hubo un tiempo en el que el nombre de una persona revelaba toda suerte de información sobre ella, de dónde procedía, si estaba soltera o casada, a qué generación pertenecía, incluso quiénes eran sus padres. Hoy día, en un mundo de movimientos masivos de población y de unión intercultural, no se puede suponer nada con seguridad.
  • En general, cuando se viaja es mejor evitar la política, salvo con espíritu tentativo y sin prejuicios.
  • La ropa envía poderosas señales a la gente que usted conoce por primera vez, así que vaya con cuidado de que esas señales.
  • Consolidar un conocimiento, una amistad o el éxito de un acuerdo de negocios bebiendo juntos es algo que se da en casi todas las culturas, incluso en las que no se bebe alcohol.
  • Aunque naturalmente usted tendrá una cierta libertad de acción como visitante, y no se espera que conozca las reglas, esto es de menor aplicación en el ámbito de los negocios, sobre todo si es usted el que quiere vender algo.
  • Observar a una sociedad cuando está de fiesta también es una maravillosa forma de comprenderla mejor.
  • Los musulmanes tienen estrictas reglas relativas a los alimentos que pueden comer, que están establecidos en el Corán: halal (permitido) por oposición a haram (permitido).
  • Finalmente llega el momento en el que su visita al extranjero ya no puede considerarse visita. A medida que la novedad se desvanece y uno entra en esta típica segunda fase de irritabilidad y hostilidad, es importante recordar que el «hogar, hogar» no necesariamente ofrece la única forma correcta de hacer las cosas. No se obsesione ni se queje sobre lo que ha perdido; en lugar de eso, céntrese en lo que ha ganado.
  • Gradualmente pasará a la tercera fase de hallarse inmerso en una cultura nueva: el ajuste. Comenzará a percibir aspectos sutiles que explican cosas que anteriormente eran preocupantes.
  • Finalmente progresará hasta lo que los profesionales de la interculturalidad reconocen como la cuarta etapa de encontrarse en el extranjero: adaptación y biculturalidad, cuando es capaz de manejarse bien ambas culturas.
  • En África del Sur reina un profundo sentimiento de que la vida sólo tiene sentido si se vive para y a través de otras personas, esto se resume en el concepto de ubuntu.
  • En cualquier conversaciópn callejera de la mayoría de las ciudades árabes, usted podría arreglárselas simplemente encogiéndose de hombres y con estas tres palabras: inshallah, bukra y ma’alesh; inshallah, «la voluntad de Dios» (una cosa sólo sucederá si es la voluntad de Alá) ; bukra, «mañana» (las cosas tardan lo que tardan); ma’alesh, «no te preocupes» (por mal que estén las cosas, todo acabará bien).

Enlaces relacionados:

Libro lleno de curiosidades que sirven para pasar el rato y poco más, que con mi memoria caprichosa no recordaré en esos momentos ideales para contar este tipo de «chorradillas» jeje, tampoco tenía muchas expectativas puestas en él la verdad jeje.

raul

Una respuesta to “Hacerse el sueco en las Antípodas de Mark McCrum – Apuntes Breves”

  1. […] #46) Hacerse el sueco en las Antípodas de Mark McCrum. […]

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