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Tiempos líquidos de Zygmunt Bauman – Apuntes Breves

Posted by Raul Barral Tamayo en martes, 20 de octubre, 2015


Título original: Liquid Times. Living in an Age of Uncertainty.
Modus Vivendi © 2007, Gius, Laterza & Figli, All rights reserved
© de la traducción: Carmen Corral Santos, 2007
Editorial: Tusquets Editores.

La caracterización de la modernidad como un «tiempo líquido» es uno de los mayores aciertos de la sociología contemporánea.

La expresión, acuñada por Zygmunt Bauman, da cuenta con precisión del tránsito de una modernidad «sólida» (estable, repetitiva) a una «líquida» (flexible, voluble) en la que las estructuras sociales ya no perduran el tiempo necesario para solidificarse y no sirven de marcos de referencia para los actos humanos.

Pero la incertidumbre en que vivimos se debe también a otras transformaciones entre las que, en el lúcido análisis de Bauman, se contarían: la separación del poder y la política; el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al individuo, o la renuncia al pensamiento y a la planificación a largo plazo: el olvido se presenta como condición del éxito.

Este nuevo marco implica la fragmentación de las vidas, exige a los individuos que sean flexibles, que estén dispuestos a cambiar de tácticas, a abandonar compromisos y lealtades.

Bauman, riguroso y ameno, propone en este volumen un acercamiento que no busca respuestas definitivas, como quien tantea para ver si hace pie antes de lanzarse a un río que, sobre todo hoy, nunca es el mismo.

Zygmunt Bauman nació en Poznan, Polonia, en 1925. Tras la invasión nazi, su familia se refugió en la zona soviética y Bauman se alistó en el ejército polaco, que liberaría su país junto a las tropas soviéticas. Fue miembro del Partido Comunista hasta la represión antisemita de 1968; la consiguiente purga le obligó a abandonar su puesto como profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia. Desde entonces ha enseñado sociología en Israel, Estados Unidos y Canadá, y es profesor emérito en la Universidad de Leeds. Autor de una obra abundante, en la que destacan libros fundamentales de la sociología contemporánea como Modernidad y holocausto o Modernidad líquida, Bauman ha alcanzado en estos últimos años el reconocimiento que merece un intelectual de su talla y trayectoria. Ha sido galardonado con el Premio Amalfi de Sociología y Ciencias Sociales (1992) y el Theodor W. Adorno (1998).

Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario:

  • Al menos en la parte «desarrollada» del planeta se han dado una serie de novedades no carente de consecuencias que crean un escenario nuevo y sin precedentes para las elecciones individuales, y que presentan una serie de retos antes nunca vistos:
    • En primer lugar, el paso de la fase «sólida» de la modernidad a la «líquida»: a una condición en la que las formas sociales ya no pueden mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y se derriten ante sde que se cuente con el tiempo necesario para sumiarlas y, una vez asumidas, ocupar el lugar que se les ha asignado.
    • En su segundo lugar, la separación y el inminente divorcio entre poder y política, la pareja de la que desde el surgimiento del Estado moderno y hasta hace poco se esperaba que compartiese la casa común constituida por el Estado-nación. Gran parte del poder requerido para actuar con eficacia se está desplazando al políticamente incontrolable espacio global.
    • En tercer lugar, la gradual pero sistemática supresión o reducción de los seguros públicos, garantizados por el Estado, que cubrían el fracaso y la mala fortuna individual, priva a la acción colectiva de gran parte de su antiguo atractivo y socava los fundamentos de la solidaridad social. La exposición de los individuos a los carpichos del mercado laboral y de bienes suscita y promueve la división y no la unidad.
    • En cuarto lugar, el colapso del pensamiento, de la planificación y de la acción a largo plazo, junto con la desaparición o el debilitamiento de aquellas estructuras sociales que permiten inscribir el pensamiento, la planificación y la acción en una perspectiva a largo plazo.
    • En quinto lugar, la responsabilidad de aclarar las dudas generadas por circunstancias insoportablemente volátiles y siempre cambiantes recae sobre las espaldas de los individuos, de quienes se espera ahora que sean «electores libres» y que soporten las consecuencias de sus elecciones. Los riesgos implícitos en cada elección pueden ser causados por fuerzas que trascienden la comprensión y la capacidad individual para actuar. La virtud quer se proclama más útil para servir a los intereses individuales no es la conformidad a las normas sino la flexibilidad: la presteza para cambiar de tácticas y estilos en un santiamén, para abandonar compromisos y lealtades sin arrepentimiento, y para ir en pos de las oportunidades según la disponibilidad del momento, en vez de seguir las propias preferencias consolidades.
  • En un planeta en atravesado en todas direcciones por «autopistas de la información», nada de lo que ocurra en alguna parte puede, al menos potencialmente, permanecer en un «afuera» intelectual. No hay una terra nulla, no hay zonas en blanco en el mapa mental, tierras y pueblos ignotos, menos aún incognoscibles.
  • Las injusticias ya no permanecen circunscritas a la vecindad inmediata.
  • En un planeta bierto a la libre circulación del capital y de las mercancías, cualquier cosa que ocurra en un lugar repercvute sobre el modo en que la gente vive, esperar vivir o supone que se vive en otros lugares.
  • Nada es del todo indiferente, nada puede permenecer por mucho tiempo indiferente a cualquier otra cosa, nada permanece intacto y sin contacto.
  • Una sociedad impotente como nunca para decidir su curso con un mínimo grado de certeza, y para mantener el rumbo escogido una vez tomada la decisión.
  • En un planeta globalizado negativamente es imposible obtener la seguridad de un solo país o de un grupo de determinado de países.
  • La liberalización, que desemboca en la anrquía global, y la violencia armada se nutren entre sí; como advierte otra vieja máxima, inter arma silent leges (cuando hablan las armas, callan las leyes).
  • La vida social cambia cuando las personas viven resguardadas tras un muro, contratan vigilantes, conducen vehículos blindados, llevan botes de aerosol defensivos y pistolas y acuden a clases de artes marciales.
  • Los miedos nos incitan a emprender acciones defensivas.
  • Ahora el «progreso» representa la amenaza de un cambio implacable e inexorable que, lejos de augurar paz y descanso, presagia una crisis y una tensión continuas que imposibilitarían el menor momento de respiro.
  • El progreso se ha convertido en algo así como un persistente juego de las sillas en el que un segundo de distracción puede comportar una derrota irreversible y una exclusión inapelable.
  • Nos centramos en aquello sobre lo que podemos influir: tratamos de calcular y minimizar el riesgo de ser nosotros mismos víctimas de los innumerables e indefinibles peligros que nos depara este mundo impenetrable y su futuro incierto.
  • Quienes podemos permitírnoslo, nos fortificamos contra todo peligro visible o invisible, presente o previsto, conocido o por conocer, difuso aunque omnipresente.
  • El círculo vicioso de miedo y acciones inspiradas por el miedo se perpetua invariablemente, sin perder un ápice de su energía pero, al mismo tiempo, sin aproximarse a su objetivo en lo más mínimo.
  • En la actualidad no puede construirse un nuevo consenso de la ciudadanía como se hacía hace bien poco.
  • La triste historia del terrorismo en Irlanda del Norte se mantuvo con vida y ganó apoyos en gran medida gracias a la dura respuesta militar de los británicos.
  • Si el propósito de los terroristas es extender el terror entre la población enemiga, el Ejército y la policía del enemigo se encargarán de que ese propósito se cumpla mucho más allá del grado que los terroristas podrían asegurar por su cuenta.
  • El nuevo individualismo, el debilitamiento de los vínculos humanos y el languidecimiento de la solidaridad están grabados en una de las caras de la moneda cuyo reverso lleva el sello de la «globalización negativa».
  • la tarea imponente que nuestro siglo tendrá que afrontar con toda seguridad como su reto principal, es reunir de nuevo poder y política.
  • En un planeta negativamente globalizado, lor problemas más fundamentales son globales y, como tales, no admiten soluciones locales.
  • El futuro de la democracia y la libertad sólo puede asegurarse a escala planetaria.
  • Carecemos de las herramientas que puedan elebar la política hasta el lugar en el que ya se ha instalado el poder. El demonio no será exorcizado hasta que encontramos tales herramientas.
  • El capitalismo es como una serpiente que se alimenta de su propia cola.
  • La masa de seres humanos convertidos en superfluos por el triunfo del capitalismo global crece sin parar.
  • Uno de los efectos más siniestros de la globalización es la desregulación de las guerras. La mayoría de las acciones bélicas, y las más crueles y sangrientas, las llevan a cabo entidades no estatales, no sometidas a una legislación estatal o semiestatal ni a convenciones internacionales.
  • Una vez que se es refugiado, se es para siempre. Los caminos de regreso al paraíso doméstico perdido han quedado casi cortados y las salidas del purgatorio del camapmenteo conducen al infierno.
  • La figura del cooperante humanitario, contratado o voluntario, ¿no es un importante eslabón en la cadena de la exclusión? Hay quienes se preguntan si las organizaciones humanitarias, al esforzarse al máximo por alejar a la gente del peligro, no están ayudando sin querer a los «limpiadores étnicos».
  • Los refugiados son la encarnación del «desperdicio humano», privados de desempeñar cualquier función útil en la tierra a la que han llegado y en la que permanecen de manera temporal, y sin intención alguna ni perspectiva realista de verse asimilados e integrados en el nuevo cuerpo social.
  • El criterio fundamental, a la hora de escoger la ubicación de sus campamentos permanentemente temporales, consiste en una distancia lo bastante grande como para impedir que los efluvios venenosos de la descomposición social alcancen lugares habitados por la población autóctona. Fuera de ese lugar, los refugiados serían vistos como un obstáculo y como un problema; dentro, son olvidados.
  • Uno se pregunta hasta qué punto los campamentos de refugiados pueden verse como laboratorios en los que se prueba y ensaya el nuevo modelo de vida líquida «permanentemente transitoria».
  • Cualquier cosa hecha por seres humanos puede ser rehecha por seres humanos.
  • Tan pronto como la competencia sustituye a la solidaridad, los individuos se ven abandonados a sus propios recursos, lastimosamente escasos y a todas luces insuficientes.
  • Nuestras ciudades están dejando rápidamente de ser un refugio frente a los peligros y se están convirtiendo en su principal fuente.
  • Separar y mantener a distancia se ha convertido en la estrategia más habitual en la lucha urbana por la supervivencia.
  • Para los habitantes del gueto voluntario, los demás guetos son lugares a donde «no vamos». Para los habitantes de los guetos involuntarios, en cambio, el área donde se encuentran confinados es el espacio del que «no se nos permite salir».
  • Las ciudades se han convertido en el vertedero de problemas engendrados y gestados globalmente.
  • Las ciudades son espacios donde los extraños viven y conviven en estrecha proximidad.
  • Los más horrendos miedos contemporáneos nacen de la incertidumbre existencial.

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5 respuestas to “Tiempos líquidos de Zygmunt Bauman – Apuntes Breves”

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