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La fuerza de la compasión de Daniel Goleman

Posted by Raul Barral Tamayo en martes, 14 de junio, 2022


Título original: A Force for Good.
© 2015 by Daniel Goleman
© de la traducción del inglés al castellano: Miguel Portillo
Editorial: Editorial Kairós.

Durante décadas, el Dalai Lama nos ha guiado por el camino de la compasión y nos ha enseñado a cultivar nuestra vida interior. Con la ayuda de su amigo el periodista y psicólogo Daniel Goleman, en este ameno libro Su Santidad nos explica cómo dirigir nuestra energía compasiva hacia el exterior. Y es que la ciencia de la compasión tiene el poder de:

  • acabar con fuerzas sociales destructivas como la corrupción y los prejuicios
  • invertir la tendencia hacia la desigualdad mediante la transparencia
  • sustituir la violencia por el diálogo
  • contrarrestar el binarismo “nosotros/ellos” reconociendo la unicidad humana
  • crear nuevos sistemas económicos que funcionen para todos
  • diseñar una educación que enseñe empatía, dominio de uno mismo y ética.

El mundo necesita con urgencia la nueva lucidez que Daniel Goleman ha sabido destilar del extraordinario mensaje espiritual, social y político del Dalai Lama.

Daniel Goleman es periodista del New York Times. Ha sido amigo y colaborador del Dalai Lama durante años.

Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario:

  • Una enseñanza de nuestra tradición que nos ha ayudado a aguantar es aquella que nos aconseja tratar de transformar en oportunidades incluso las circunstancias más adversas.
  • Las formalidades solo sirven para crear distancia entre la gente.
  • Como ser humano reconozco que mi bienestar depende e los demás e interesarme por el bienestar de los demás es una responsabilidad moral que me tomo en serio.
  • Es irreal creer que el futuro de la humanidad puede alcanzarse únicamente desde la base de la oración o de los buenos deseos; lo que necesitamos es pasar a la acción.
  • Según mi experiencia, todas las tradiciones religiosas cuentan con el potencial de transmitir el mensaje de amor y compasión. Mi segundo compromiso es alentar la armonía y las relaciones amistosas entre ellas.
  • La mayoría de las tragedias son resultado de una única deficiencia: una falta de responsabilidad moral compasiva. Nuestra moral debería hablarnos de nuestras obligaciones para con los demás en lugar de lo que queremos para nosotros.
  • Sin ese cambio interno seguimos siendo vulnerables a las reacciones automáticas, como la rabia, frustración y desesperación, que solo nos llevan a los mismos senderos desolados de siempre.
  • Martin Luther King: «Estamos atrapados en una ineludible red de mutualidad, atados a una única prenda de destino. Lo que afecta a uno directamente, afecta a todos indirectamente».
  • El Dalai Lama se acuesta  las 19:00. Sus prácticas espirituales comienzan hacia las tres de la madrugada, hasta las siete o así (con un descanso para desayunar y escuchar la BBC).
  • Por mucho decoro que exija un evento, el Dalai lama siempre parece dispuesto a reír.
  • En los años anteriores a la obtención del Nobel, las conferencias de prensa del Dalia Lama solo atraían a un puñado de periodistas. Desde el Nobel, sus movimientos han atraído cada vez a más gente y prensa, convirtiéndose incluso en un icono de la cultura pop.
  • Nunca tuvo un hogar, ni una casa ni un salario, por no hablar de inversiones de ningún tipo. Nunca tuvo una familia propia.
  • Es un experto en reflexión y serenidad, en generosidad y compasión.
  • Jonathan Swift: «Tener visión es el arte de ver lo que es invisible para otras personas».
  • Nuestro periplo empieza responsabilizándonos de una mejor gestión de nuestra propia mente y emociones, que el Dalai Lama denomina higiene emocional: reducir el poder de las emociones destructivas y cultivar maneras de ser más positivas.
  • El Dalai Lama nos ruge a empezar esta evolución hacia la compasión.
  • Expresión tibetana: «Asegúrate de que tu cerebro no esté demasiado estancado, demasiado rígido».
  • Deberíamos estar constantemente cuestionando la sabiduría recibida y las suposiciones ocultas. Hay que ser flexibles y mejorar nuestras mentes, para así poder actuar en el mundo.
  • No basta con apoyar meramente un plan noble, necesitamos movernos en esa dirección.
  • El psicólogo Paul Ekman quizás sea la mayor autoridad mundial acerca de las emociones.
  • Sus primeras investigaciones en las remotas selvas de Nueva Guinea con tribus que no habían tenido virtualmente ningún contacto con la vida moderna, condujo a Ekman a establecer que hay seis emociones universales en la experiencia humana y en su expresión: miedo, rabia, disgusto, dicha, sorpresa y tristeza.
  • La gente, por lo general, suprime la expresión abierta de al menos una gama de emociones (en especial de esas de las que de niños aprendimos a avergonzarnos o temer).
  • Dalai Lama: «De joven, a los 15 o 20 años, tenía un temperamento muy malo».
  • La irritación se manifiesta de vez en cuando, pero desaparece con rapidez. Cuando llegan malas noticias, me siento incómodo durante unos minutos, pero luego no siento demasiada agitación.
  • Aunque la cólera se manifiesta en él en arranques súbitos y cortos, no se encona, no se convierte en una hostilidad continua. Los psicólogos consideran que una recuperación tan rápida desde un estado perturbador demuestra resiliencia, un sello distintivo de bienestar.
  • En el colegio enseñamos higiene física. ¿Por qué no enseñar higiene emocional?
  • Si pierdes tu paz mental, tus soluciones pueden ser erróneas.
  • La cólera es una emoción destructiva. Destruye nuestra paz mental y salud física. No deberíamos acogerla ni considerarla natural ni amistosa.
  • Si cultivamos aversión hacia las emociones destructivas, estaremos mejor preparados cuando estas nos salgan al paso.
  • Aaron Beck: «Cuando nos aprisiona la cólera, la mayoría de las negatividades que percibimos son erróneas. El 90% son proyecciones mentales».
  • Nuestros verdaderos enemigos son las propias tendencias destructivas.
  • La solución no radica en reprimir nuestras emociones negativas (lo cual puede provocar efectos contraproducentes aumentando en intensidad hasta explotar), sino en ser conscientes de ellas. Al prestar atención a nuestras emociones podemos afrontarlas sin rodeos, que es un primero paso para controlarlas.
  • Aunque no podemos controlar cuándo sentimos cólera o miedo, sí que podemos obtener cierto control sobre lo que hacemos mientras nos hallamos en su poder.
  • Un método: cuestionar nuestros destructivos hábitos mentales. Aunque pudiera existir algo de legitimidad en nuestras quejas, ¿son desproporcionadas las perturbadoras emociones que sentimos? ¿Son familiares y recurrentes?
  • El lidiar con emociones tan turbulentas: ayuda a comprender qué les sucede en ese incremento gradual. Eso ocurre en fracciones de segundo, y por lo general pasa desapercibido. Pero si podemos trasladar esa acumulación a nuestra conciencia, obtenemos un punto de apoyo mental que nos permite cortocircuitar lo que de otro modo se convertiría en un rapto emocional destructivo. Al menos podemos darnos cuenta de cómo nos sentimos durante el rapto mismo, y notar las negativas consecuencias de nuestros impulsos.
  • Paul Ekman: «Las emociones evolucionan para hacernos responder inmediatamente, sin pensamiento consciente».
  • Cultivar un mayor control sobre nuestro mundo interior sigue siendo una posibilidad para cualquiera.
  • Deberíamos contar con el conocimiento suficiente sobre qué emociones son útiles, cuáles pueden devenir destructivas, cómo se desarrollan y las conexiones entre ellas.
  • Cuando gobiernan las emociones destructivas, nuestra mejor naturaleza queda en suspensión. Lo mismo ocurre respecto a la agudeza mental.
  • Aunque nuestras emociones destructivas nos agiten y distorsionen las percepciones, la calma por sí sola no es una antídoto suficiente, también hemos de alimentar un gran corazón si no queremos limitarnos a retirarnos a una burbuja de autosatisfacción.
  • Incluso un asesino puede cambiar de actitud. Matar a otro ser humano como justo castigo, por terribles que fueran sus actos … impide la posibilidad de que pueda cambiar.
  • Cualquier emoción puede convertirse en constructiva.
  • Aunque estar tranquilo y tener una mente clara ayuda enormemente a nuestro bienestar, por sí mismo no garantiza que vayamos a utilizar esas habilidades al servicio de una fuerza de compasión. Para ello es necesario algo más: una brújula moral.
  • La compasión debe ser la Estrella Polar, nuestro destino final en este GPS ético.
  • En el momento en que piensas en los demás, tu mente se abre.
  • Antes de los dos años de edad los niños parecen universalmente sintonizados con la congoja de otro niño y la mayoría de las veces intentan ayudarle de algún modo. Pero después de los dos años y medio, más o menos, los niños pequeños empiezan a cambiar sus intereses empáticos. Un factor que influye en ello parece ser la manera en que los padres dirigen la atención de un niño pequeño.
  • La compasión también engendra una felicidad interna independiente de recibir bondad. Amar es mucho más importante que ser amado.
  • Servir a los necesitados aporta un gran sentido a nuestras vidas, un hecho reconocido por los psicólogos como una de las claves del bienestar personal.
  • Ampliar gradualmente nuestro círculo de interés para incluir a toda la humanidad no llega con facilidad, es un esfuerzo que requiere de un refinamiento continuo.
  • Superar nuestras perjudiciales reacciones emocionales es en sí mismo una forma de compasión, no solo para nosotros mismos, sino para todos aquellos con quienes tenemos relación.
  • El Buda les dijo a sus propios seguidores que no deberían aceptar sus enseñanzas por fe ciega o devoción, sino a través de su propia investigación y experimentación, que es más potente que la mera imaginación o creencia.
  • De no haber sido reconocido como Dalai Lama, ¡habría sido labrador!
  • Los esfuerzos de Mandela para imposibilitar cualquier venganza personal contra la minoría blanca que gobernó fueron un importante elemento a la hora de curar profundas fisuras sociales.
  • La transparencia acerca de la injusticia no bastará por sí misma: también necesitamos responsabilidad, rendir cuentas. No hay responsabilidad sin transparencia; la transparencia sin responsabilidad es inútil.
  • La compasión en acción no significa simplemente aliviar el sufrimiento, sino también comprometerse a rectificar errores, oponiéndose a la injusticia o defendiendo los derechos de las personas.
  • Un mínimo de indignación nos ayuda a plantar cara a las injusticias.
  • Cuando la cólera toma el mando, nuestra concentración se disuelve en obsesión, nuestra energía se convierte en agitación, y perdemos todo nuestro autocontrol.
  • Un truco para conseguir encauzar la cólera de manera constructiva radica en mantener una compasión básica hacia la persona en cuestión, aunque nos opongamos firmemente a sus manejos.
  • Cuando necesitamos contrarrestar las acciones negativas de alguien, seremos más efectivos si no nos dejamos arrastrar por nuestras propias emociones destructivas.
  • Aunque nunca se conocieron, el Dalai lama considera a Gandhi su «mentor personal».
  • La no violencia no quiere decir que tengamos que aceptar pasivamente la injusticia.
  • Las leyes dejan de respaldar la justicia cuando en la práctica se refuerzan de manera que defienden solo los intereses de una clase dirigente.  Para que una ley sea justa, debe proteger los intereses de todos.
  • Ayudar a los demás o considerar sus derechos y necesidades no es solo una cuestión de responsabilidad, sino que también implica nuestra propia felicidad.
  • El sistema económico no es necesariamente el problema, sino una falta de principio moral en las personas implicadas en ese sistema.
  • La cuestión clave es si utilizamos nuestras favorables circunstancias, como pueden ser la buena salud o la riqueza, de manera positiva para ayudar a los demás.
  • Lord Richard Layard: «La felicidad depende mucho más de la calidad de nuestras relaciones que de nuestros ingresos».
  • Lord Richard Layard: «Si el objetivo de los gobiernos fuese el bienestar de su pueblo, entonces regularían la economía para que fuese más estable, en lugar de hacerlo para ayudar a unos pocos a hacerse extremadamente ricos».
  • Solo una economía orientada alrededor de la compasión, puede superar las enormes disparidades entre los más pobres y los más ricos.
  • Baba Amte: «La caridad destruye, el trabajo crea».
  • Los oprimidos también debe poder ayudarse a sí mismos. Cualquier grupo que se considere económicamente desfavorecido o discriminado ha de luchar contra actitudes derrotistas, y encontrar el valor para lograr una vida mejor. Desarrollando confianza en uno mismo, trabajando duro y con educación.
  • Nuestros tiempos requieren líderes más sensibles ante las necesidades humanas y que se preocupen por los demás, con el énfasis en el afecto.
  • Enterarse de cómo avanzar hacia soluciones facilita que la gente se enfrente a problemas aparentemente abrumadores sin sentirse desanimada para llegar a pasar a la acción.
  • Lo que nos divide es mucho más superficial que los factores que compartimos: a pesar de diferencias de origen étnico, idiomas, religiones, sexo, riqueza y demás, todos somos iguales cuando hablamos de nuestra humanidad básica.
  • Cuanto más nos aferramos a la identidad de nuestro propio grupo, más necesidad tenemos de demonizar a otros grupos.
  • La calidez que sentimos hacia un miembro de un grupo se va ampliando gradualmente hasta llegar a incluir a todo el grupo, incluso superando tensas divisiones. Aunque el estereotipo pudiera seguir en un armario mental, la intensa negatividad que lo acompañaba se disuelve. Y si las emociones cambian, el comportamiento, también.
  • La mejor manera de ayudar a los necesitados es capacitándolos para ayudarse a sí mismos.
  • El Dalia Lama admite que existirá un choque de ideas y conflictos mientras los seres humanos existamos: es natural. Por esa razón, dice, necesitamos un instrumento para resolver las diferencias a través de la comprensión mutua y el diálogo.
  • El verdadero propósito de la fe es la práctica del amor … siempre es lo mismo.
  • La esencia de las principales religiones es la compasión, el perdón, la autodisciplina, la hermandad y la caridad.
  • El reto de hallar métodos eficaces para domesticar los rincones indisciplinados de nuestras mentes se ha tornado más urgente que nunca.
  • Todos somos lo mismo en una gran familia humana. Cuando nos conocemos descubrimos que tenemos las mismas emociones, la misma mente, el mismo cuerpo. Todos amamos las mismas cosas, como la amistad.
  • Tiene la convicción de que hemos nacido con una predisposición hacia la bondad.
  • Siempre le digo a la gente que trabaja en los medios de información que tienen una responsabilidad. Se concentran en lo sensacional, en lo negativo, mientras que dan por descontado lo positivo.
  • Albert Einstein: «El mundo es un lugar peligroso para vivir; y no a causa de la gente mala, sino a cusa de la gente que no hace nada al respecto».
  • La teoría del cambio del Dalai Lama pone menos fe en el poder de los gobernantes para crear un cambio perdurable en esos sistemas que en el poder de la gente. Esta transición llegará no por decreto del gobierno, sino a través de la gente que inicia cambios para mejorar, por sí misma, y por otros que los apoyan de manera espontánea.
  • Debemos plantar las semillas de un mundo mejor, aunque no lleguemos a ver los frutos.
  • Su principal consejo: cultivar un corazón cálido; alentar los valores humanos.
  • Hagamos lo que hagamos que tenga una consecuencia positiva.
  • Incluso cuando nos apremia a realizar actos de bondad, considera que deberían ser voluntarios, motivados por un genuino sentido de compasión.
  • A través de la historia, siempre fueron las acciones de una persona las que acabaron en un cambio: Jesús, el Buda, Gandhi, todos eran «solo una persona» que causó un gran impacto.
  • Concéntrate en lo que podemos hacer, no en lo que no podemos.
  • Muchos se limitan solo a quejarse de lo que va mal en el mundo sin hacer ningún esfuerzo por cambiarlo. Eso es debido a una falta de conciencia y de visión.

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12 respuestas to “La fuerza de la compasión de Daniel Goleman”

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