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Inteligencia erótica de Esther Perel – Apuntes Breves

Posted by Raul Barral Tamayo en martes, 8 de agosto, 2017


Título original: Matting in Captivity.
© Esther Perel, 2006.
© Redactores en Red, 2007, por la traducción
Editorial: Temas de hoy.

¿Cuál es la causa de que las relaciones sexuales empeoren en parejas que dicen quererse más que nunca? ¿Se puede desear lo que ya se tiene? ¿Por qué el aumento de la intimidad no garantiza una buena sexualidad en la pareja?

En sus más de veinte años de experiencia, la psicoterapeuta neoyorquina Esther Perel ha tratado a infinidad de parejas que se quejan de que sus relaciones, aunque abiertas y llenas de cariño, se han convertido en aburridas y desapasionadas. A través de su transgresora tesis, la autora explica la paradoja de que en estos días de revolución sexual, liberación femenina y normalización de lo que anteriormente se consideraban tabúes, las parejas tengan menos relaciones que antes.

Descubre gracias a Perel cómo evitar que elementos como el estrés, una vida demasiado ocupada o la llegada de los hijos influyan en tus relaciones de pareja, y aprende a superar los obstáculos y las inquietudes que surgen cuando la necesidad de una relación estable se enfrenta a la búsqueda de la pasión. Inteligencia erótica aspira a atraparte en un debate honesto, informado y provocativo; un libro que te anima a cuestionarte a ti mismo, a que hables sobre lo que normalmente no se habla y a que no tengas miedo de desafiar lo sexual y emocionalmente correcto. Y, sobre todo, un libro para romper los estereotipos sobre el deseo erótico … de casa.

Esther Perel, de nacionalidad belga, es psicoterapeuta especialista en terapias familiares y de pareja, que trata desde su consulta privada en Nueva York. Pertenece al profesorado del programa International Trauma Studies de la Universidad de Columbia, es miembro de la American Family Therapy Academy. Habla de forma fluida ocho lenguas y viaja regularmente por todo el mundo como profesora y conferenciante. Actualmente vive en Nueva York con su marido y sus dos hijos.

Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario:

  • Muchas parejas no tienen sexo frecuentemente, incluso cuando afirman amarse el uno al otro.
  • Hoy en día, recurrimos a una sola persona para que nos proporciones aquello que alguna vez proporcionó todo un pueblo: una sensación de pertenencia, significado y continuidad.
  • Mi opinión, avalada por veinte años de ejercicio profesional, es la de que, en el proceso de establecer seguridad, muchas parejas confunden amor con fusón. Esta mezcla constituye un mal augurio para el sexo. Para mantener el ardor de la pasión hacia el otro, debe existir un puente que cruzar.
  • El deseo viene acompañado de sentimientos que parecen poner obstáculos al estilo del amor. Para empezar, se me ocurren: agresión, celos y discordia.
  • El cliché que ve a la mujer como totalmente romántica y al hombre como conquistador sexual debió haberse desmentido hace mucho tiempo.
  • La suposición subyacente es que si podemos mejorar la relación de pareja, el sexo también mejorará. Según mi experiencia, ése no suele ser el caso.
  • Mis padres fueron supervivientes de los campos nazis de concentración. Mi madre y mi padre fueron los únicos supervivientes de sus respectivas familias. Tras esta experiencia, deseaban enfrentarse a la vida con ganas y hacer que cada día fuera el mejor. Ambos sentían que se les había otorgado el don único de volver a vivir. No sólo querían sobrevivir, sino que querían vivir. Tenían sed de vida, crecieron en medio de experiencias desbordantes y adoraban divertirse. Cultivaron el placer.
  • La emoción viene de la mano de la incertidumbre, unida a nuestro entusiasmo por abrazar lo desconocido en lugar de protegernos de ello. Pero esta misma tendencia nos hace sentir vulnerables.
  • No hay una sola manera de hacer las cosas ni una manera que sea la correcta.
  • «Inteligencia erótica» aspira a atraparte en un debate honesto, informado y provocativo. Te alienta a que te cuestiones a ti mismo, a que hables sobre lo que no se habla y a que no tengas miedo de desafiar lo sexual y emocionantemente correcto.
  • Si hay un tema que invita al encubrimiento, es éste.
  • Los románticos rechazan una vida sin pasión; ellos juran que nunca abandonarán al verdadero amor. Cada vez que el deseo mengua, ellos creen que el amor se desvaneció. Lloran la pérdida de la excitación y temem acomodarse.
  • Los realistas dicen que el amor duradero es más importante que el sexo fogoso y que la pasión hace que la gente cometa estupideces. Es peligroso, crea caos y constituye un débil cimiento para el matrimonio. Prevalece la madurez.
  • Para los románticos, la intensidad es más importante que la estabilidad.
  • Yo creo que el amor y el deseo no son mutuamente excluyentes: simplemente, no siempre se dan al mismo tiempo.
  • Estamos llenos de contradicciones: por un lado, buscamos seguridad y predictibilidad; y, por otro, deseamos la mayor diversidad posible.
  • El desafío de las parejas modernas radica en conciliar la necesidad de lo seguro y predecible con el deseo de buscar lo excitante, misterioso y sorprendente.
  • Tu emoción era el resultado de la incertidumbre, y ahora, la intentar domesticarla, terminas debilitando la vitalidad de tu relación.
  • Algunos nos defendemos de las incertidumbres del amor con tanto celo que nos privamos de su riqueza.
  • El erotismo florece con lo impredecible.
  • Una mínima sensación de seguridad física y emocional es de vital importancia para tener una conexión y placer sanos.
  • ¿Cómo creamos este pequeño desequilbrio? En realidad, ya se encuentra allí. Los filósofos orientales saben desde hace tiempo que la inestabilidad es la única constante.
  • Incorporar cierta incertidumbre a veces sólo requiere dejar a un lado la ilusión de la certeza.
  • Proust: «El verdadero viaje del descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en ver las cosas con nuevos ojos».
  • Nunca conocemos tan bien a nuestra pareja como creemos.
  • De pronto, los compromisos que ayer funcionaban tan bien se convierten en sacrificios que hoy ya no queremos tolerar.
  • Desanimadas, las parejas se preguntan: ¿qué sucedió con la diversión? ¿qué sucedió con la emoción, la trascendencia, el asombro?
  • Cuando resistimos la necesidad de control, y cuando nos mantenemos abiertos, conservamos la posibilidad de descubrir.
  • El erotismo se aloja en el espacio ambiguo que existe entre la ansiedad y la fascinación.
  • Para muchos de nosotros, renunciar a la ilusión de la seguridad y aceptar la realidad de nuestra inseguridad elemental es un paso difícil de dar.
  • Según mi experiencia como terapeuta, una alta intimidad emocional generalmente es acompañada por un bajo deseo sexual. La interrupción del deseo parece ser una consecuencia involuntaria de la creación de la intimidad.
  • Existe una compleja relación entre el amor y el deseo; y no se trata de algo lineal, de una relación causa-efecto.
  • Se puede recomponer una relación sin que esto tenga ningún efecto sobre el sexo.
  • Yo opino que tal vez la manera en la que construimos esa cercanía sea la que reduce la sensación de libertad y autonomía que se necesitan para obtener placer sexual. Cuando la intimidad se convierte en fusión, lo que obstaculiza al deseo no es la falta de cercanía, sino la proximidad en demasía.
  • La doble (y a menudo conflictiva) necesidad de conexión e independencia es un tema central en la historia de nuestro desarrollo.
  • Queremos cierta cercanía, pero no tanta como para sentirnos atrapados.
  • Los niños que provienen de hogares tan conflictivos, generalmente, afrontan la tarea de proteger a su progenitor más vulnerable.
  • La excitación sexual requiere de la capacidad de no preocuparse, y la búsqueda del placer exige cierto grado egoísmo. Algunas personas no pueden permitirse este egoísmo porque están demasiado absortos en el bienestar de su pareja.
  • Es difícil sentirse atraído por alguien que ha abandonado su sentido de autonomía. Es más difícil desearla. No hay tensión.
  • Yo sostengo que las personas pueden estar mejor al cultivar sus Yo individuales. No todo tiene que mostrarse. Todos deberían cultivar un jardín secreto.
  • El amor disfruta sabiendo todo sobre el otro: el deseo necesita algo de misterio.
  • Mi madre: «Necesitas dos cosas en el matrimonio: Necesitas la voluntad para que funcione y necesitas ser capaz de tomar compromisos. No es difícil tener la razón, pero cuando tienes la razón te quedas sola».
  • La intimidad se ha convertido en el principal antídoto contra el creciente aislamiento.
  • No es coincidencia que la aparición de la intimidad moderna, con el énfasis puesto en la palbra, haya surgido junto con la creciente independencia económica de las mujeres.
  • Cuando las mujeres dejaron de estar económicamente amarradas a sus maridos, cuando ya no estuvieron socialmente obligadas a soportar una unión desdichada, comenzaron a esperar más del matrimonio.
  • El cuerpo es nuestro idioma materno original y para muchos hombres es el único lenguaje para lograr la cercanía que no se ha deteriorado. A través del sexo, los hombres pueden recuperar el placer puro de la conexión sin tener que encerrar sus necesidades (tan difíciles de expresar) dentro de la prisión de las palabras.
  • Históricamente, la sexualidad y la inteligencia de las mujeres nunca han sido integradas. Los cuerpos de las mujeres fueron controlados y su sexualidad contenida, para evitar su efecto corruptor sobre la virtud de los hombres.
  • Las mujeres han buscado interminablemente romper con la división patriarcal entre virtud y lujuria y aún luchan contra esa injusticia.
  • Cuando privilegiamos el diálogo y minimizamos el cuerpo, actuamos en connivencia con el mantenimiento de la represión de la mujer.
  • Como terapeuta, mi objetivo es que cada uno en la pareja domine el lenguaje del otro.
  • La intimidad es intermitente y tiene altibajos hasta en las mejores relaciones.
  • Cuando sólo valoramos lo que se expresa con las palabras, nos perjudicamos.
  • En un tiempo en el que podríamos utilizar prácticamente cualquier medio para conectarnos, necesitamos aceptar y reconocer las distintas formas de alcanzar y tocar a alguien.
  • La poética del sexo generalmente es «políticamente incorrecto»: los juegos de poder, las inversiones de papeles, las injustas situaciones de ventaja, las exigencias imperiosas, las manipulaciones seductoras y las sutiles crueldades le dan alas.
  • El énfasis puesto sobre el sexo igualitario y respetuoso (sin expresiones de poder, agresión ni transgresión) resulta, para los hombres y mujeres por igual, la antítesis del deseo erótico.
  • La imaginación erótica tiene la fuerza necesaria para anular la razón, las convenciones y las barreras sociales.
  • Morderchai Gafni, un erudito del misticimos judío, explica que las fantasías son como espejos. Los colocamos delante de nosotros para ver qué hay detrás. Reconocemos imágenes nuestras que de otra manera no podríamos ver.
  • Si el compromiso pide el sacrificio de la libertad a cambio de seguridad, el erotismo es la puerta trasera que conduce nuevamente a la libertad.
  • Para mí, poder jugar con los roles indica, de alguna manera, que éstos ya no te controlan.
  • También existe el poder del débil. El respto, la pasividad, el retraimiento, la necesidad de congraciarse y el afán de superioridad moral de la víctima son sus propias manifestaciones de fortaleza. El poder y los desequilibrios de poder son inevitables.
  • En el mundo paralelo del sexo, el intento de obtener poder se convierte en un juego, un experimento, una manera de ensayar temporalmente prácticas que detestamos experimentar en la vida real. Si en nuestra vida cotidiana rechazamos la dependencia, en nuestra vida erótica tal vez la aceptemos.
  • Los hombres homosexuales siempre han tenido más éxito que los heterosexuales en aislar la agresividad sexual para lograr placer. El sadomasoquismo, la dominación y la sumisión principalmente se relacionaban con ellos.
  • Sé que la agresividad, como emoción humana, no puede ser eliminada de las interrelaciones entre las personas, y en especial de la interrelación entre aquellos que se aman. La agresividad es la parte oscura del amor. También es un componente intrínsico de la sexualidad y nunca podrá ser completamente eliminada de las relaciones sexuales.
  • No todas las faltas de igualdad constituyen una fuente de problemas. A veces, éstas forman la base de armonía de la pareja. No busco neutralizar el poder, sino aprovecharlo. Juntos, buscamos el modo de expresarlo con seguridad, creatividad, sin temor y sexualmente.
  • Según mi experiencia, un tratamiento que otorga tanta importancia al rendimiento y a la fiabilidad a menudo exacerbada los mismos problemas que pretende solucionar.
  • El erotismo es un acto de la imaginación, por lo que no puede ser medido.
  • Dar este salto implica perder el control, algo que desde pequeño nos han enseñado a evitar.
  • No siempre conocemos nuestras ambiciones de antemano. Nuestros deseos no están exentos de conflictos, al igual que tampoco nuestras pasiones están libres de contradicciones.
  • Nuestros sueños de amor no se rigen por la voluntad o la razón.
  • Ryan: «Cuando no tienes una familia, un matrimonio, lo idealizas. Luego, cuando lo tienes, te sientes atrapada».
  • El deseo es un enigma; es insubordinado y se frustra con las imposiciones.
  • Mantener el deseo a largo plazo es difícil, ya que requiere la conciliación de dos fuerzas opuestas: la libertad y el compromiso. Pertenece a la categoría de los dilemas existenciales que son tan insolubles como inevitables.
  • Cuando invertimos continuamente en soluciones pragmáticas para «tener sexo» corremos el riesgo de agravar más la indiferencia que luchamos por remediar.
  • Los factores que contribuyen a la disminución de la excitación sexual es larga y el factor más comúnmente citado es el estrés.
  • Aunque vivimos en una época de libertad sexual sin precedentes en los Estados Unidos, la práctica de controlar la sexualidad continúa incólume desde los tiempos de los puritanos.
  • Donde se hace más patente nuestro profundo desasosiego respecto a la sexualidad es en el modo en que encaramos la sexualidad adolescente.
  • Ratu: «Las escasas parejas que hay aquí, en la universidad, destacan casi como bichos raros, como si estuvieran casados o algo así».
  • Madre de María: «La pasión está condenada al fracaso. Recuerda esto: debes hallar a alguien con quien puedas vivir, alguien que sea como tú, que comparta tus valores. Bueno …, el dinero tampoco le hace daño a nadie».
  • La intimidad erótica es la revelación de nuestros recuerdos, deseos, temores, expectativas y luchas dentro de una relación sexual. Cuando nuestros deseos más íntimos son revelados y la persona a laque amamos los cumple con aprobación y validación, la vergüenza se desvanece.
  • Cuando podemos estar presentes tanto en el amor como en el sexo, trascendemos el campo de batalla del puritanismo y el hedonismo.
  • La psicología de nuestro deseo a menudo yace enterrada bajo los detalles de nuestra niñez; y al excavar los comienzos de la historia de nuestras vidas descubrimos su arqueología.
  • Nuestras preferencias sexuales surgen de las emociones, los desafíos y los conflictos de nuestros primeros años de vida.
  • Uno de las facetas de los modelos eróticos que resalta la irracionalidad de nuestro deseo es que lo que nos excita surge muy a menudo de nuestras heridas y frustraciones de la infancia.
  • Casi nada es tan excitante como conquistar a un hombre poderoso, distante, pero la suprema excitación consiste en deshacerse de él (una prueba evidente de que ella se ha vengado de su pasado).
  • El principal agente del erotismo es la imaginación humana.
  • El cuerpo es la herramienta más pura y fundamental que tenemos para comunicarnos.
  • El cuerpo también es un centro de almacenamiento para la angustia y las frustraciones que hemos soportado y para el dolor por el que hemos pasado.
  • En el sexo solitario, James puede satisfacerse a sí mismo sin la presión de las exigencias de otra persona.
  • Si hubieras hecho el amor con ella más a menudo, tendrías una esposa con un carácter muy distinto, porque la frustración que pueden sentir las personas cuando nadie nos toca, acaricia, abraza y disfruta de su cuerpo las saca de quicio.
  • Tu esposa sabe que la amas, pero quiere que la desees.
  • Es difícil dejarse ir con alguien que no lo hace.
  • Muchas de las parejas a las que trato ubican la desaparición de su vida erótica en el nacimiento de su primer hijo.
  • Constantemente clasificamos las necesidades incompatibles en sus correspondientes categorías jerárquicas: lo crucial, lo importante, lo soñado, lo debido, lo insignificante, lo irrelevante, lo que da lo mismo, lo trivial, lo que quizá algún día hagamos y lo que jamás haremos. El sexo a menudo permanece firme al final de la lista de los quehaceres y jamás cede el último lugar a otras tareas más mundanas.
  • La paternidad requiere que seamos estables, fiables y responsables. Clavamos los pies firmemente sobre la tierra para que nuestros hijos aprendan a volar.
  • El erotismo femenino es impreciso: no está localizado en los genitales, sino que está distribuido por todo el cuerpo, la mente y los sentidos. Es táctil y auditivo; está relacionado con el olfato, la piel y el contacto; la excitación a menudo es más subjetiva que física y el deseo se presenta dentro de un entramado de afecto.
  • Concentrarse en los niños no es sólo un estilo de vida, sino que a veces también representa una estructura afectiva.
  • Planificarlo puede parecer prosaico, pero en realidad implica intencionalidad, y la intencionalidad transmite valor. Cuando hacéis planes para tener sexo, lo que hacéis, en realidad, es afirmar nuestro vínculo erótico. Es lo que hacíais cuando erais novios.
  • La asexualización de la madre constituye el puntal de las culturas tradicionalmente patriarcales, agudizando la invisibilidad sexual de las madres de nuestro moderno sistema occidental. Tal vez estemos convencidos de que la lujuria está reñida con el deber maternal.
  • Un hombre con un bebé recibe una respuesta diferente: es un afrodisíaco. Un hombre caminando por la calle con un bebé montado sobre sus hombros transmite la idea de estabilidad, compromiso y cuidado. Para muchas mujeres eso es sexy.
  • Hablemos de esta dualidad entre prostituta y santa madre. Tiene raíces psicológicas muy profundas. Muchos hombres encuentran difícil erotizar a la madre de sus hijos: parece demasiado regresivo, demasiado incestuoso, demasiado edípico. Lo que tienes que recordar es que ella es la madre de los niños, no la tuya. Te recomendaría cualquier cosa que, en una pequeña y saludable medida, pueda convertirla en un objeto: algo que pueda diferenciarla de la madre.
  • No hay duda alguna de que los niños hacen que la conexión erótica sea más difícil de sostener. Existen exigencias diarias sin las que la familia no podría funcionar, pero que debilitan la espontaneidad sexual. También esta presente su innegable efecto en los recursos de la pareja: menos tiempo, dinero y energía para invertir en el otro.
  • Al censurar nuestra sexualidad, frenar nuestros deseos o renunciar a ellos por completo, trasmitimos intactas nuestras inhibiciones a la próxima generación.
  • Saben que no han sido los hijos los que extinguieron la llama del deseo; han sido los adultos los que fracasaron en mantener encendida la chispa encendida.
  • Lucas: «Ahora me encuentro a mí mismo paseando por la playa nudista de Aquinnah, haciéndome pasar por heterosexual para ver si algún gay trata de convertirme: seré heterosexual, pero bajo mis propias condiciones. Sólo finjo serlo cuando creo que me va a ayudar a tener sexo. Afortunadamente para mí, son tantos los hombres gais a los que les encanta convertir a hombres heterosexuales que ¡tengo sexo todo el tiempo!».
  • Yo también solía tener la estrecha idea de que la fantasía era como el pan de los pobres: el alimento de los sensualmente empobrecidos.
  • Con el correr de los años las ideas sobre este campo han evolucionado, y ahora consideramos las fantasías como un componente natural de una saludable sexualidad adulta.
  • Los viaje mentales de nuestros deseos tienden un puente entre lo posible y lo permitido.
  • La fantasía expresa el problema y facilita la solución.
  • Prácticamente cualquier cosa puede infiltrarse en nuestra imaginación erótica: recuerdos, olores, sonidos, palabras, momentos específicos del día, texturas … todo puede ser considerado una fantasía siempre y cuando ponga en movimiento la rueda del deseo.
  • Las paradojas simbólicas y la irracionalidad de nuestras imágenes eróticas mentales nos permiten vislumbrar, de la manera más fascinante y reveladora, nuestras propias profundidades.
  • Las fantasías expresan verdades acerca de nosotros que, de otra manera, serían difíciles de conocer.
  • Aunque tal vez nos sintamos cómodos al hablar de lo que hacemos, somos muy pocos los que deseamos revelar qué es lo que pensamos cuando lo estamos haciendo.
  • En el nivel más básico, nuestra reticencia proviene simplemente de la vergüenza. A la mayoría de nosotros nos enseñaron desde muy pequeños a guardarnos nuestros pensamientos para nosotros mismos y a mantener nuestras manos lejos de nuestro cuerpo.
  • Si no hablamos nosotros mismos, nadie más lo hace. Muchos de nosotros experimentamos nuestras fantasías sexuales en soledad. Tenemos miedo de ser diferentes y, por ende, pervertidos.
  • La imaginación erótica se alimenta de una gran cantidad de sentimientos que están lejos de lo correcto: agresividad, lujuria ciega, necesidades infantiles, poder, venganza, egoísmo y celos.
  • Todos nosotros rodeamos nuestros encuentros eróticos de una compleja serie de necesidades y expectativas. Buscamos amor, placer y reafirmación. Algunos de nosotros encontramos en el sexo el lugar perfecto para la rebelión y la evasión.
  • Las fantasías sexuales implican una ficción. Constituyen una simulación, una actuación: no son algo real, ni tampoco reflejan necesariamente el deseo de algo real. Al igual que los sueños o las obras de arte, las fantasías son mucho más que lo que parecen ser superficialmente. Son complejas creaciones psíquicas, cuyos contenidos simbólicos no deben traducirse de manera literal.
  • Algunas parejas encienden el erotismo al contarse sus fantasías o al representarlas.
  • Invitar a alguien a lo más recóndito de nuestra mente erótica es arriesgado.
  • Cuando la mentalidad erótica se siente criticada, se esconde. Si ya no es privada, se vuelve hermética.
  • Existen muchas maneras de incluir a nuestro Yo erótico en nuestras relaciones sexuales: no siempre son necesarias las palabras o las presentaciones en sociedad.
  • El comprender lo que nuestras fantasías hacen por nosotros nos ayudará a entender qué es lo que buscamos, tanto sexual como emocionalmente. En nuestras ensoñaciones eróticas encontramos la energía que nos ayuda a mantenernos apasionadamente conscientes de nuestra propia sexualidad.
  • En el momento en que dos personas se convierten en una pareja, comienzan a negociar los límites: qué está permitido y qué no.
  • Históricamente, la monogamia representaba un sistema de control externo impuesto sobre la reproducción femenina. La fidelidad, como pilar fundamental de la sociedad patriarcal, estaba relacionada con el linaje y la propiedad. ¿cuál de éstos es mi hijo? ¿quién se quedará con las vacas cuando yo muera?
  • El psicólogo Erich Fromm afirma que pensamos que es fácil amar, pero que es difícil encontrar a la persona adecuada. Una vez que encontremos nuestra media naranja, ya no necesitaremos a nadie más.
  • El miedo a la pérdida y al abandono hace que nos aferremos con mayor fuerza a la fidelidad.
  • Las personas se descarrían pro diversas razones: falso amor, venganza, anhelos insatisfechos o mera lujuria. A veces una aventura amorosa consiste en una búsqueda de intensidad, o en una rebelión en contra de los límites impuestos por el matrimonio.
  • Cuando ya no hay más intimidad, cuando ya no conversamos, cuando hace años que no nos tocan, somos más vulnerables a la amabilidad de los extraños.
  • Yo cuestiono la visión, ampliamente difundida, de que la infidelidad siempre indica problemas más profundos dentro de una relación.
  • El matrimonio es imperfecto. Comenzamos con el deseo de unidad y luego descubrimos que somos diferentes. Nuestros temores despiertan ante la idea de todas las cosas que nunca vamos a tener.
  • En los lindes de toda preja mora un tercero. Todas las relaciones suceden a la sombra de un tercero, ya que es este «otro» el que suelda nuestra unión de pareja.
  • Cuando ya no podemos soportar nuestra ansiedad, recurrimos a medios de control más primitivos: espiamos.
  • Los problemas aparecen cuando la monogomia deja de ser una expresión libre de lealtad y se convierte en una forma de consentimiento impuesto.
  • En general, el rol de los terapeutas es desafiar el statu quo cultural. Constantemente alentamos a nuestros pacientes a que examinen sus presunciones sobre lo que es normal, aceptable y previsible. Los límites sexuales son una de las pocas áreas en las que los terapeutas parecen reflejar la cultura dominante.
  • Cuando podemos decir la verdad sintiéndonos a salvo, nos sentimos menos inclinados a guardar secretos.
  • Creo que podrían decir que somos emocionalmente monógamos y sexualmente promiscuos.
  • En mi experiencia, las parejas que negocian los límites sexuales no están menos comprometidas que aquellas que mantienen cerradas las compuertas.
  • La presencia del tercero es un hecho de la vida, cómo manejar el asunto depende de nosotros.
  • Cuanto más estrangulamos la libertad del otro, más difícil es que el deseo respire en una relación de pareja comprometida.
  • Quisiera sugerir que contemplemos la monogamia no como algo ya dado, sino como una elección. Se convierte en una decisión negociada.
  • Anaís Nin: «El amor jamás muere de muerte natural; muere porque no sabemos reponer los manantiales que lo alimentan».
  • Nunca deja de sorprenderme la gran cantidad de personas que están dispuestas a experimentar con la sexualidad fuera de sus relaciones de pareja, pese a lo insulsos y puritanos que son en casa con sus parejas.
  • La antropóloga evolutiva Helen Fisher cuenta que se sabe que el cóctel hormonal amoroso, compuesto por dopamina, norepinefrina y feniletilamina, no dura más que algunos años … con suerte.
  • Muchos de mis colegas consideran que la intensidad que caracteriza las etapas iniciales del idilio es una especie de locura temporal, destinada a curarse con los rigores de un camino largo y difícil.
  • Muchos de mis pacientes tienen miedo de expresar su intensa excitación sexual con la persona que aman y respetan.
  • Preferimos censurarnos a nosotros mismos y mantener un guión erótico estrictamente negociado, aceptable y hasta aburrido, antes que arriesgarnos a salir lastimados.
  • Les sugiero que creen nuevas cuentas de correo electrónico entre ellos: pensamiento, recuerdos, fantasías y seducciones. Esta correspondencia no debe versar sobre los problemas que tienen en su relación; debe ser un espacio para el juego.
  • Escribir tiene muchas ventajas respecto a hablar. Puedes expresarte por completo, elaborar tu respuesta y decir con la palabra escrita lo que tus labios no se atreven a mencionar.
  • Oscar Wilde: «En este mundo hay sólo dos tragedias. Una es obtener lo que se desea, y la otra no obtenerlo».
  • Gail Godwin: «La acción de desear siempre es más intensa que la recompensa que nos da obtener lo que deseamos».
  • Se supone que el buen sexo es fácil y que está libre de tensiones e inhibiciones. Esta idea, frecuentemente, va de la mano de su buen vecino: el mito de la espontaneidad.
  • La idea de que el sexo debe ser espontáneo nos mantiene a un paso de distancia de tener voluntad sexual, de ser dueños de nuestro deseo y de expresarlo con una intención determinada.
  • Resulta irónico que en una sociedad tan voluntarista, la evocación de la voluntariedad del sexo parezca grosera y nada sutil.
  • Insto a mis pacientes a que no sean espontáneos en relación con el sexo. En una relación duradera cualquier cosa que «va a suceder» ya ha sucedido. Ahora tienen que realmente hacer que suceda.
  • Muchos de mis pacientes se oponen rotundamente a la idea de intencionalidad en lo que respecta al sexo.
  • Tener expectativas implica que estamos esperando que algo suceda. Son un ingrediente importante del deseo, y planificar el sexo puede ayudar a generarlas.
  • La fantasía es el mortero de las expectativas.
  • El erotimos es exclusivamente humano: es la sexualidad transformada por la imaginación.
  • Debemos deshacernos de nuestra ambivalencia respecto al placer, y desafiar nuestra incomodidad hacia el sexo, sobre todo en el contexto de nuestra familia.
  • Quejarse de aburrimiento sexual es fácil y habitual. Alimentar el erotismo en el hogar es un acto de valiente desafío.

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