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Manual de ética para la vida moderna de Aniceto Masferr

Posted by Raul Barral Tamayo en martes, 9 de abril, 2024


© 2020, Aniceto Masferrer
Editorial: Editorial EDAF.

Nadie renuncia a la felicidad y todos nos afanamos por alcanzarla. Pero no se puede ser feliz sin vivir en libertad.

Vivir en libertad exige vivir con intensidad y plenitud la propia vida, ser protagonista (no observador), es decir, tomar las riendas de la propia biografía. La libertad supone una conquista, más que la mera suma de elecciones triviales y pasajeras.

No hay felicidad sin libertad, y esta necesita desarrollar un proyecto vital único e irrepetible, que nos permite desplegar la propia personalidad, con toda su riqueza y potencialidad.

El presente libro te ofrece, con un lenguaje claro y sencillo, las principales claves éticas para vivir en libertad en una sociedad moderna:

  • ¡Piensa críticamente!
  • ¡Atrévete a decir lo que piensas!
  • ¡Sé respetuoso con todos, empezando contigo mismo!
  • ¡Busca la excelencia en todo lo que hagas!
  • ¡Prioriza lo pequeño sobre lo grande, lo local sobre lo global!
  • ¡No pierdas la ilusión por aprender y mejorar!
  • ¡Ama y haz lo que quieras!

Esta obra contiene, además, varios testimonios de personas que narran cómo algunas de esas claves y fórmulas han cambiado su horizonte existencial y su vida cotidiana. Cada uno de los autores, prestigiosos estudiosos, filósofos y pensadores contemporáneos de la actualidad, aporta los parámetros y bases necesarios para superar los retos y dificultades día a día, en una sociedad cada vez más competitiva, exigente y que nos pone a prueba con duras realidades y pruebas, tanto físicas como psicológicas y morales.

Como dirían los clásicos, «Per aspera ad astra» (a través de lo áspero, llegaremos a las estrellas). La vida, como la libertad, es un don, pero también una fascinante conquista que requiere de un norte y de una brújula.

Aniceto Masferrer es catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones en la Universitat de València. Se ha formado en Alemania (Instituto Max-Planck de Historia del Derecho europeo, Francfort/M), Reino Unido (Universidad de Cambridge) y Estados Unidos (universidades de Harvard, George Washington y Louisiana State). Es editor de GLOSSAE. European Journal of Legal History, expresidente de la European Society for Comparative Legal History y académico correspondiente de la Real Academia Española de Jurisprudencia y Legislación, es vicepresidente de la Fundación Universitas, desde donde coordina el Grupo de Estudios Sociales e Interdisciplinares (GESI).

Ideas principales:

  • Ser aceptado y querido por los demás a cambio de renunciar a ser uno mismo: eso es lo que hace la gran mayoría.
  • Tanto el miedoso como el perezoso son fácilmente manipulables.
  • Los principales obstáculos para el diálogo son el prejuicio (ideológico) y la búsqueda del propio interés.
  • Gandhi: «La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía».
  • La vivencia del tiempo como fugacidad obliga a llenar el día con un variadísimo elenco de actividades diferentes, una especie de zapeo existencial, que hace pasar de una cosa a otra sin perseverancia y sin profundidad.
  • Cuanta más gente renuncia a un ideal por el que morir aumenta el número de los que se aprestan a matar por cualquier cosa.
  • La vida no tiene sentido en función de lo que pueda o no suceder mañana. La vida tiene sentido en cada instante.
  • Haz lo que amas y ama lo que haces: he ahí la clave de la verdadera vida y de la verdadera felicidad.
  • No es el sufrimiento lo que hace madurar al hombre, sino el sentido que le damos a ese dolor.

Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario.

Sé tu mismo. Aniceto Masferrer.

  • John Finnis, filósofo y profesor de Oxford: «Para elegir el bien (lo bueno, lo bello), hay que superar tres obstáculos: la cultura en la que uno vive, el interés personal y la virulencia de las propias pasiones».
  • Algunos profesores son como pequeños observatorios desde los que cabe contemplar el mundo en el que vivimos.
  • La vida académica de un profesor puede sintetizarse en cuatro acciones fundamentales: reflexionar, leer, escribir y dialogar.
  • Emmanuel Kant: «Sé tu mismo. Atrévete a ser tú mismo».
  • Son pocos los que tienen el coraje de no caer en el mimetismo, el atrevimiento de pensar por sí mismos, la gallardía de expresar lo que piensan, la determinación de trazar y recorrer su propia ruta vital.
  • Ser aceptado y querido por los demás a cambio de renunciar a ser uno mismo: eso es lo que hace la gran mayoría.
  • En un mundo en el que predomina el utilitarismo, no es fácil darse cuenta de que la libertad no debe buscar el propio interés o conformarse con lo útil o placentero, sino aquello que, al ser bello y bueno en sí mismo, me hace bien, me dignifica, me hace mejor persona y, por tanto, más feliz.
  • La vida, como la libertad, tiene mucho de conquista.
  • Este librito tiene la increíble pretensión de ofrecer las claves fundamentales para lograr ese objetivo: ser uno mismo, animar a cada uno a sacar e sí su mejor yo, la mejor versión de sí mismo,siendo feliz, viviendo en libertad y sin renunciar al propio yo.
  • Hay que desterrar el miedo al error, a equivocarse.
  • Quien se deja amedrentar o no es capaz de afrontar la dificultad, lo costoso o lo arduo, está condenado a pasar por la vida sin ser nadie, y menos uno mismo.
  • Si a la alegría, a la simpatía y al optimismo se le añade la determinación, la perseverancia, la constancia y el empuje a la hora de vivir, las puertas se abren, los proyectos se llevan a cabo, los sueños se hacen realidad.
  • La vida del miedoso y del perezoso tiende a buscar lo que le hace sentir bien, lo que le produce placer y no le exige esfuerzo, cayendo fácilmente en el conformismo, la desidia, la desgana y el aburrimiento: una realidad muy presente en una buena proporción de la gente joven de hoy.
  • Tanto el miedoso como el perezoso son fácilmente manipulables, porque están acostumbrados a no hacer el esfuerzo de pensar por sí mismos.
  • Siempre es momento para mejorar o para cambiar el rumbo de la propia vida, aunque pueda ser más fácil cuando se es joven que cuando se es ya adulto o se otea la vejez. Nunca es tarde para rectificar.
  • Edmund Burke, escrito y pensador político irlandés: «Lo único que se necesita en el mundo para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada».

Nueva claves para ser feliz siendo uno mismo. Aniceto Masferrer.

  1. ¡Piensa críticamente!
  2. ¡Atrévete a decir lo que piensas!
  3. ¡Sé respetuoso con todos, empezando contigo mismo!
  4. ¡Descubre tu auténtico yo en el tú! ¡Sé un don para el otro! ¡Haz todo el bin que puedas a los demás!
    • Solo dándote al otro te reconoce a ti mismo y tu vida cobra sentido y plenitud
  5. ¡Busca la excelencia en el desempeño de tu trabajo y de todos tus demás quehaceres con un sentido de servicio a los demás y al conjunto de la sociedad!
  6. ¡Prioriza la permanente sobre lo momentáneo, efímero o inmediato!
    • Las crisis económicas y financieras se deben a una actitud que persigue la especulación como un rápido de enriquecimiento personal sin creación de riqueza.
    • Una sociedad debe sustentarse sobre la base de la confianza, y esa se da si hay compromisos interpersonales estables, tanto en el ámbito matrimonial o familiar, como en el empresarial, asociativo, cultural, político y económico.
  7. ¡Prioriza lo pequeño sobre lo grande, lo local sobre lo global!
    • El camino más adecuado es lo pequeño , lo cotidiano, lo concreto, lo local, aquello con lo que uno está en contacto real.
    • Volver a la realidad pasa por no permitir que lo virtual prime sobre lo real, lo abstracto sobre lo concreto, lo global sobre lo local y lo grande sobre lo pequeño.
  8. ¡Sé fuerte y audaz en todo lo que te propongas!
    • Considera los obstáculos como retos y los fracasos como desafíos que te permiten forjar la propia personalidad.
  9. ¡No pierdas la ilusión por aprender y mejorar todos los dios!
    1. Mantén una actitud abierta por aprender de todo y de todos.
    2. Hay que mantener una actitud permanentemente abierta de aprendizaje y de mejora, y eso se concreta, entre otros modos, en esa sana curiositas por conocer bien lo que ocurren en el mundo y en la sociedad, en sus gentes, empezando por los más cercanos y desfavorecidos.

Pensar por uno mismo. Aniceto Masferrer.

  • Lo que más me preocupa de la sociedad en la que nos ha tocado vivir es la falta de reflexión y de pensamiento crítico de la mayoría.
  • Buena parte de los principales problemas que acucian a la sociedad actual se resolverían si reflexionáramos más y no permitiéramos que otros piensen por nosotros.
  • La cultura posmoderna, de corte marcadamente voluntarista, enseña que la felicidad depende de la realización personal.
  • Al dejar de ocuparse de todo aquello que no resulte útil o no reporte beneficio o rédito alguno, la razón se convierte en esclava de una voluntad movida por meros deseos y pulsiones que desconocen otros límites que los establecidos por el Derecho y los usos sociales.
  • Convertida la razón en esclava de una voluntad caprichosa y totalitaria, no es extraño que se haya olvidado que «el placer y la felicidad […] consiste en pensar» y que uno es feliz cuando es capaz de regentar su propia existencia, empezando por el pensamiento.
  • Ser una «persona que piensa» no significa ser una «persona inteligente», sino ser una «persona reflexiva», que «se para a pensar», que procura reflexionar sobre las cosas que le ocurren y acontecen a su alrededor, a fin de comprender la realidad y la sociedad en la que vive, formulando, en su caso, un juicio y, en ocasiones, una decisión que dirija el curso de conducta.
  • Schopenhauer: «La lectura es apenas un sustituto de pensar por sí mismo».
  • Los principales obstáculos para el diálogo son el prejuicio (ideológico) y la búsqueda del propio interés.
  • Para que el diálogo sea auténtico no es suficiente dejar hablar al otro, sino que hay que querer escuchar, entender sus puntos de vista, siendo consciente de que puede presenta una faceta de la realidad que a mí se me haya podido escapar y que él bien puede haber captado mejor que yo.

Pensamiento crítico y educación. Aniceto Masferrer.

  • Como ya señaló Kant, para pensar por uno mismo hay que superar dos obstáculos: la pereza y la cobardía.
  • Con una buena educación se adquieren ciertos valores que resultan imprescindibles: pasión por el conocimiento, amor a la justicia, esfuerzo, espíritu de sacrificio, afán de superación, sentido de responsabilidad, tenacidad y paciencia, entre otros muchos.
  • Gandhi: «La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía».
  • La tarea primordial de cualquier docente consiste en hacer pensar.
  • Una educación del pensamiento crítico que no sea respetuosa con la realidad, y muestre desprecio o haga mofa de determinadas opiniones de los demás, no sirve para promover una sociedad justa y humana.
  • Hay que deslindar el yo de las propias ideas-concepciones-opiniones. Uno es mucho más que sus ideas.

Atrévete a decir lo que piensas. Juan Alfredo Obarrio Moreno.

  • Por desgracia, vivimos en una época, la más rica en medios, donde no es difícil constatar cómo algunas verdades o algunos hechos elementales como la necesidad de estructurar el pensamiento, de conformar la visión de la vida y de expresar con claridad nuestras ideas se ha convertido, para muchos de nosotros, en algo que cabe relegar al cuarto oscuro del olvido, porque lo que prima es el «aquí y ahora», los saberes sepultados por la prisa y la banalidad del hombre occidental, y no esa serena reflexión que es (y ha sido) una escuela de incitación a la vida adulta: un despertar a lo que somos.
  • Bryan Dyson: «Vive intensamente y recuerda: Antes hablar, ¡Escucha! Antes de escribir, ¡Piensa! Antes de criticar, ¡Examina! Antes de herir, ¡Siente! Antes de orar, ¡Perdona! Antes de gastar, ¡Gana! Antes de rendirte, ¡Intenta! Antes de morir, ¡Vive!».

El respeto humano como condición ecológica. Emilio García Sánchez.

  • Dentro de la sociedad humana compete particularmente a la clase médica la exigencia del respeto. Nadie como los médicos puede contribuir mejor a instaurar una sana ecología humana. Porque para ellos su primer deber ético en esencia no es otro que el respeto humano.

Tener y dar. Higinio Marín.

  • El paro reduce a las personas a la condición de quienes no tienen nada que ofrecer o, al menos, nadie lo espera de ellos.
  • Todo lo que no sea gratuito tampoco es propiamente un dar, sino un intercambiar, invertir, fiar o prestar. Dar siempre es dar de más o no es dar. Para dar hay que excederse o no se da.
  • No puede sorprender que ante tan crucial dificultad en casi todas las culturas se haya encomendado la misión de hacer los regalos a personajes muy destacados, entre los que se cuentan los sabios, los reyes y los magos.
  • Pobre, en sentido estricto, es quien no tiene nada que ofrecer.

Ética del trabajo: una necesaria revolución cultural. Miguel Martínez López.

  • Es cierto que nuestra ética laboral no destaca por su eficaz reconocimiento y premio (económico y moral) del talento y el esfuerzo, ni por la sanción social de sus contrarios, pero no es menos cierto que resulta difícil (por no decir imposible) imponer el espíritu de servicio y la contribución excelente al bien común.

Recuperar el sentido del tiempo. Pedro Talavera.

  • Internet y el correo electrónico han conseguido desvirtuar el sentido del espacio: podemos verlo todo, saberlo todo, hacerlo todo y tenerlo todo sin movernos del sillón de casa, las comunicaciones tienen carácter inmediato y planetario. Esto ha ido debilitando nuestra concepción de la vida como un destino, como un itinerario que tiene un comienzo, una dirección y una finalidad, que transcurre y que culmina cuando se alcanza el objetivo.
  • Al dejar de entender la vida como transcurso hacia un destino, hemos dejado de concebir el tiempo como duración, de manera que la realidad se ha transformado en el imperio de lo efímero», en un puro «instanteísmo». No es un problema de velocidad; es un problema de sentido de la temporalidad.
  • Concebir el tiempo como «duración», como transcurso, significa concebir la vida como un proceso, como una «herencia» que se recibe del pasado y que debemos convertir en un «legado» para el futuro. La duración otorga a nuestra vida un carácter «narrativo» que nos permite comprenderla en clave de maduración y de «proyecto».
  • Concebir la temporalidad como «duración» supone comprender que lo valioso está siempre vinculado a lo que permanece, a lo duradero; es decir, precisamente a aquello que consigue superar la fugacidad del «ahora», tanto en lo individual como en lo social.
  • La vivencia del tiempo como fugacidad obliga a llenar el día con un variadísimo elenco de actividades diferentes, una especie de zapeo existencial, que hace pasar de una cosa a otra sin perseverancia y sin profundidad.
  • Esa es la razón por la cual nuestra sociedad valora sobre todo a los «genios» o «superdotados»; es decir, a aquellos que pueden realizar tareas complejas sin aparente esfuerzo, sin dedicar el tiempo y la perseverancia que exige adquirir y aplicar conocimientos.
  • El capitalismo se sostiene sobre la máxima caducidad de los bienes. El crecimiento económico está ligado al uso vertiginoso y fugaz de las cosas. Si de pronto la gente comenzara a conservar y embellecer las cosas, a protegerlas de la caducidad, a conseguir que duren, el actual sistema económico se hundiría.
  • La supervivencia de nuestra cultura occidental pasa necesariamente por salir del instanteísmo y recuperar el sentido de la duración, de la perdurabilidad.
  • Como ha dicho Byun-Chun Han, es imprescindible la revitalización de la «vida contemplativa», única fuente de la que surge el verdadero pensamiento.
  • Hoy más que nunca se hace imprescindible vivir con sosiego, pensar con calma, mirar despacio, escuchar con atención, llegar hasta el fondo, formarse con profundidad, leer con detenimiento, construir realidades perdurables …

Nada por lo que matar y … ¿nada por lo que morir? Vicente Bellver Capella.

  • Solo puede disminuir el número de personas que están dispuestas a matar en la medida en que aumente el de las dispuestas a morir.
  • Cuanta más gente renuncia a un ideal por el que morir aumenta el número de los que se aprestan a matar por cualquier cosa.
  • Matar a otro es la forma extrema de un fenómeno universal en la historia humana, que consiste en aprovechar cualquier situación de poder para subyugar a los demás.
  • Cuando empezamos a pensar que no hay nada por lo que morir, no evitamos que haya gente dispuesta a matar y, además, caemos en dos estilos de vida tan extendidos como reprobables: el emotivismo y el pragmatismo.
  • Cuando uno reduce su horizonte vital únicamente a sus intereses particulares se convierte en una bomba de relojería para los demás.
  • Cuando una persona (o una comunidad) tiene un ideal por el que vivir y morir, consigue tres resultados extraordinariamente positivos: ordena las emociones conforme al ideal que persigue; descubre que los intereses particulares son solo instrumentos y no lo que da sentido a su existencia; y se erige en fuerza de contención frente a los individuos, grupos o estructuras capaces de matar por imponer sus intereses particulares, con el ardor de las emociones pervertidas.

Determinación y constancia. Vicente Bellver Capella.

  • Primero comparece el temor ante la decisión. quien no superar ese miedo es incapaz de hacer algo que realmente «valga la pena». Su vida queda estancada en un bucle melancólico. Es imprescindible mantener el esfuerzo a lo largo del tiempo y a pesar de las dificultades.
  • Santa Teresa de Jesús: «La paciencia todo lo alcanza».
  • Cualquier persona que lleva a cabo algo que realmente «vale la pena» acepta con determinación los sufrimientos de la vida.
  • La grandeza de nuestro proyecto de vida se mide por las penalidades que somos capaces de soportar.
  • Todo triunfo es prematuro y, si uno no renueva permanentemente la ilusión que impregna los primeros compases de cualquier empresa humana, puede reducir a cenizas hasta los logros más extraordinarios.
  • Lo verdaderamente importante no es el resultado, que nunca podemos garantizar al 100%, sino el empeño personal por alcanzarlo.
  • La vida no tiene sentido en función de lo que pueda o no suceder mañana. La vida tiene sentido en cada instante porque, aunque las cosas que hagamos se proyecten hacia el futuro con la esperanza de un resultado, valen también por sí mismas. Cuando uno descubre que la maravilla de la propia existencia no está en los logros que alcanza, sino en las metas que se propone y el afán con que las persigue cada día, deja de estresarse y pasa a disfrutar del momento. Porque descubre que la felicidad no está en función del resultado sino del empeño, no depende del azar sino del afán.

Destino Ítaca: ¿cómo utilizar bien la tecnología en la era de Internet? Juan Martínez Otero.

  • Séneca decía que quien está en todas partes no está en ningún sitio. Y algo así puede estar pasándonos a nosotros. La posibilidad permanente de distraernos, de cambiar de ocupación, de hacer algo más interesante, parece una maravilla, pero también puede convertirse en una maldición.

Sexo y libertad. Higinio Marín Pedreño.

  • Despojado de intimidad el cuerpo humano se vuelve sexualmente insignificante. Es obvio en la desnudez del activista o del naturista playero. No estamos desnudos por quitarnos la ropa, sino que solo podemos estar desnudos si nos vestimos, es decir, si el sí mismo humano es susceptible de quedar expuesto. Vestirse es, por tanto, salvaguardar lo que cabe entregar mediante la desnudez.

«Ama y haz lo que quieras». Pedro Talavera.

  • Haz lo que amas y ama lo que haces: he ahí la clave de la verdadera vida y de la verdadera felicidad.

Hannah Arendt, filósofa y teórica política alemana: «Cuando se deja de pensar, un hombre es sustituible por cualquier otro».

El peligro del aburrimiento y de la ansiedad entre los jóvenes. Emilio García-Sánchez.

  • En este momento, un número significativo de niños occidentales están viajando hacia la adolescencia y la juventud con el sobrepeso de una mochila exterior bien equipada y repleta, pero con la mochila interior estrictamente vacía. Se ha invertido mucho en el hardware y muy poco en el software; expertos en TIC y en juegos, pero inexpertos en desarrollar capacidades interiores.
  • Solución valiente y ardua sería promover entre otras posibilidades, la cultura de la interioridad. Bajar el nivel de ruidos y de interferencias que haga posible a un joven sustraerse para estar a solas. Solo estando a solas se puede ser más consciente y asumir las riendas de la vida personal.
  • Solo el hombre interior que piensa, contempla y lee puede poseerse y por tanto darse al otro, tomarlo en serios, es decir: dialogar.

El hombre en busca de sentido. Juan Alfredo Obarrio Moreno.

  • La mayor parte de nosotros apenas si dejaremos una leve huella en las vidas de quienes nos acompañaron; otros, en cambio, llegan a nuestras vidas, las alcanzan, las modelan y nos dejan un surco que permanecerá indeleble en el resto de nuestra existencia.
  • No es el sufrimiento lo que hace madurar al hombre, sino el sentido que le damos a ese dolor, a ese inmenso horror que produce visualizar el tormento y la muerte diaria de miles de inocentes, la tristeza de saber «que los mejores de entre nosotros no regresaron de los campos».

La vida como dilema. Juan Alfredo Obarrio Moreno.

  • Vivir es afrontar una decisión, una responsabilidad, un compromiso. Palabras que hoy se rechaza, porque lo que compromete no divierte, solo asusta.
  • La tragedia de una sociedad que aún no ha aprendido a diferenciar los deberes de las obligaciones, y, menos aún, de los principios morales. Solo una cosa hemos aprendido: a evadirnos.
  • Si nos evadimos, si no somos capaces de afrontar los graves retos que la vida nos presenta, ¿cómo trazaremos nuestro camino, nuestro destino? La solución no es intentar que otros resuelvan nuestras dudas, nuestros miedos o nuestros interrogantes. La solución radica en afrontarlos y en superarlos. Si lo logramos, habremos empezado a transitar por la senda de una verdad llamada Felicidad.

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