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Sentirse bien en pareja de David D. Burns – Apuntes Breves

Posted by Raul Barral Tamayo en martes, 25 de julio, 2017


Título original: Feeling good together.
© 2008 by David Burns.
© 2009 de la traducción, Alejandro Pareja
Editorial: Ediciones Paidós.

Todos conocemos a alguien con quién no nos llevamos bien: un amigo, un compañero de trabajo que se queja constantemente, un jefe crítico e implacable, un vecino desagradable, una adolescente que pone malas caras o quizá una esposa cariñosa pero irritante.

En su libro Sentirse bien, el Dr. Burns nos adentraba en la terapia cognitiva conductual, una terapia libre de medicamentos, probada clínicamente, que ha revolucionado el modo de tratar la depresión clínica en todo el mundo. Ahora, en Sentirse bien en pareja, el Dr. Burns nos enseña la terapia cognitiva interpersonal, un acercamiento nuevo y diferente que nos ayudará a transformar relaciones problemáticas y conflictivas en otras más exitosas y felices.

Basado en veinticinco años de experiencia clínica, el método del Dr. Burns es fácil y sorprendentemente efectivo. Mediante numerosos ejemplos prácticos y herramientas fáciles de usar, este libro le ayudará a disfrutar de mejores y más satisfactorias relaciones con las personas que le importan.

El doctor David D. Burns es catedrático de Psiquiatría y Ciencias del comportamiento en la facultad de Medicina de la Universidad de Stanford y profesor visitante en la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.

Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario:

  • Las relaciones personales conflictivas hacen daño. La mayoría de nosotros basamos, al menos en parte, nuestros sentimientos de valía en nuestras relaciones con las demás personas.
  • Yo puedo enseñarle el modo de transformar los sentimientos de frustración y resentimiento en sentimientos de calor y confianza; y esto puede pasar en mucho menos tiempo del que se figura. Requerirá algo de trabajo duro de su parte, y quizá deba usted mirar cosas de sí mismo que no quería ver.
  • No aplicamos la negociación sistemática ni las habilidades de resolución de problemas, y por eso se intensifican las tensiones.
  • Las mujeres emplean el lenguaje para expresar sentimientos, mientras que los hombres emplean el lenguaje para resolver problemas.
  • Cuando usted se siente disgustado, estos pensamientos negativos parecen de una validez abrumadora; pero, en realidad, contienen diversos errores de pensamiento o distorsiones cognitivas.
  • Una de los aspectos más interesantes de la teoría cognitiva es la idea de que la ira y el conflicto interpersonal surgen, en última instancia, de un engaño mental. Cuando reñimos con alguien no estamos diciendo cosas que no son verdad del todo. No nos damos cuenta de que nos estamos engañando porque los pensamientos distorsionados funcionan como profecías que provocan su cumplimiento, y por eso parecen completamente válidas.
  • La terapia cognitiva se basa en la idea de que cuando cambiamos nuestra manera de pensar, podemos cambiar nuestra manera de sentir y de comportarnos.
  • Puede resultar agradable despreciar a una persona con la que estamos enfadados o molestos, pues nos produce una sensación de superioridad moral.
  • Algunos expertos afirman que el déficit más importante de los que conducen a los problemas de las relaciones personales es falta de autoestima. Si no nos queremos ni nos respetamos, nos resultará difícil querer a cualquier otra persona, pues siempre estaremos intentando que nos dé algo que sólo nosotros podemos darnos.
  • De las tres opcions (abandonar la relación, trabajar para mejorarla, o procurar que no cambie nada), la tercera es la más popular con diferencia.
  • Las mujeres y los hombres tenían las mismas posibilidades de decir: «¿Por qué voy a tener que cambiar yo? !Todo es culpa de él (o de ella)!».
  • No hay en el mundo una forma verdaderamente eficaz de terapia conyugal.
  • Corregir los llamados déficits que parecen causar los problemas en las relaciones personales no es un medio fiable para alcanzar relaciones personales satisfactorias.
  • Esto es lo que creen casi todos los expertos: que queremos estar unidos pero no sabemos cómo. Pero, ¿si los expertos se equivocan? ¿Y si no fuésemos simplemente buenos por naturaleza, sino que tuviésemos también motivaciones negativas, destructivas? ¿Y si estas motivaciones negativas fueran tan esenciales y tan propias de nuestra propia naturaleza como las motivaciones positivas y amorosas? Si esto fuera cierto, entonces nuestros problemas para llevarnos bien unos con otros podrían no deberse tanto a que no sabemos amarnos unos a otros y deberse más a que no queremos. Es posible que eligamos el conflicto y la hostilidad porque parecen mucho más atractivos y deseables que acercanos a la persona con la que estamos enfrentados.
  • Así nos encontramos la mayoría de las personas. A veces no queremos acercarnos a la persona con la que estamos reñidos.
  • A veces, no queremos sentirnos cerca de otras personas con las que no nos llevamos bien; y existen muchas motivaciones para ello.
  • La designación de chivos expiatorios se parece un poco al chismorreo: no queremos reconocer que nos gusta, pero en realidad nos gusta.
  • Si observamos a cualquier pareja conflictiva que discute, advertiremos que toda frase que les sale por la boca es una versión de la idea: «!Yo tengo razón y tú estás equivocado/a, y más vale que lo reconozcas!».
  • A veces, el problema no es tanto que la otra persona sea verdaderamente culpable, sino el hecho de que nosotros la estemos culpando.
  • Sentirse mártires, despojados y maltratados, defensores de una causa imposible aporta una cierta satisfacción emocional. La autocompasión es dolorosa, pero es adictiva.
  • Sentirse airados no es malo, y la ira no siempre es contraproducente, incluso un poco puede ser sana, sobre todo si la empleamos de manera constructiva y la canalizamos en un sentido positivo.
  • La ira es con mucho la más difícil de superar de todas las emociones negativas, porque nos hace sentir poderosos y justos.
  • Si reñimos porque la batalla nos resulta gratificante, entonces la clave para resolver cualquier conflicto puede tener que comenzar, en última instancia, por una decisión personal. ¿Qué deseo más: la gratificación de la batalla, o la gratificación de una relación estrecha y afectuosa?
  • La buena comunicación requiere tres cosas.
    • En primer lugar, hay que ser capaz de expresar los propios sentimientos de manera abierta y directa.
    • En segundo lugar, hay que ser capaz de escuchar a la pareja sin ponerse a la defensiva.
    • En tercer lugar, hay que tratar a nuestra pareja con respeto, aunque uno se sienta enfadado o frustrado.
    • Esto no quiere decir que haya que ocultar o que negar los propios sentimientos de ira.
  • La mala comunicación es justamente lo contrario. En vez de abrirnos, ocultamos nuestros sentimientos o los manifestamos de manera agresiva.
  • Yo sé que, cuando estoy enfrentado con alguien, no me gusta nada examinar mi papel en el conflicto, porque me siento seguro de que la culpa es de la otra persona. Cuando empiezo a caer en la cuenta de que el problema lo estaba provocando yo, la sensación es embarazosa y vergonzosa.
  • Por mucho que se aporte a las personas con relaciones conflictivas todas las habilidades de relación interpersonal del mundo, no les servirán de nada si no están muy motivadas para desarrollar una mayor intimidad o acercamiento con la persona a la que están enfrentados.
  • Los principios básicos de la Terapia Cognitiva Interpersonal:
    • Todos nosotros provocamos y mantenemos los mismos problemas de relaciones personales de los que nos quejamos. No parece que nos demos cuenta de que lo estemos haciendo así, y por eso nos sentimos víctimas y nos decimos que el problema es por culpa de la otra persona.
    • Negamos nuestro papel en el conflicto porque el autoexamen resulta demasiado sobrecogedor y doloroso, y, sin que lo reconozcamos, el problema del que nos estamos quejando nos produce gratificación.
    • Todos tenemos mucho más poder del que creemos para transformar las relaciones personales conflictivas… siempre que estemos dispuestos a dejar de culpar a la otra persona y nos centremos en cambiar nuestra conducta.
  • Test de satisfacción con la relación personal (TSRP), 0, muy insatisfecho, 6, muy satisfecho:
    • Comunicación y franqueza.
    • Resolución de conflictos y discusiones.
    • Grado de afecto y cariño.
    • Intimidad y proximidad.
    • Satisfacción con su papel en la relación.
    • Satisfacción con el papel de la otra persona.
    • Satisfacción general con la relación de ambos.
  • El TSRP no le indicará quién tiene la culpa del problema. Sólo le indicará lo satisfecho o insatisfecho que se siente. Una relación no es nunca ni «buena» ni «mala».
  • Los estudios de investigación indican que el TSRP mide la satisfacción en una relación personal con una precisión del 97%.
  • En las relaciones felices, que van bien, ambos cónyuges suelen puntuar normalmente la relación casi del mismo modo, lo que indica que están conectados emocionalmente el uno con el otro.
  • Aunque le cueste creerlo, la opción más popular es la de mantener el statu quo, procurar que las cosas sigan como están. Quizá piense que los costes de romper la relación serían mayores que los de limitarse a soportar la situación, y se dice a sí mismo que más vale una relación mala que no tener ninguna.
  • Muchas personas esperan con paciencia a que cambie la otra persona. Esperar a que la otra persona cambie viene a ser, en esencia, lo mismo que optar por mantener el statu quo.
  • Cuando intenta cambiar a una persona con quien no se lleva bien, lo que sucede es que la persona se planta con firmeza y se hace fuerte en su postura. Es propio de la naturaleza humana. Hasta podríamos decir que cuando se intenta cambiar a una persona, se la fuerza a quedarse exactamente igual que estaba.
  • Si es como la mayoría de las gente, estará convencido de que la culpa es de la otra persona.
  • Lista de las ventajas de culpar a esa persona.
    • Usted se puede decir que está siendo sincero, porque lo probable es que sí que la otra persona se esté comportando como un imbécil. La «verdad» está de su parte.
    • Puede despreciar a la otra persona.
    • Puede tener una sensación de superioridad moral.
    • No tendrá que sentirse culpable ni examinar el papel que desempeña usted en el problema.
    • Puede representar el papel de víctima y sentir lástima de sí mismo.
    • No tendrá que cambiar.
    • Puede intentar desquitarse de la otra persona. Al fin y al cabo, se lo tiene merecido.
    • Puede sentir ira y resentimiento. La ira es potenciadora.
    • No tendrá que sentirse culpable ni avergonzado.
    • Puede chismorrear con sus amigos explicándoles que la otra persona es una fracasada y recibir a cambio su comprensión.
  • Yo no conozco ninguna técnica lo bastante poderosa como para ayudar a las personas que culpan a otras de los problemas de sus relaciones personales.
  • Si quiere tener una relación mejor, tendrá que centrarse en su propio papel en el problema y dedicarse por entero a trabajar para cambiarse a sí mismo.
  • Parece que lo único que importa es lo siguiente: ¿culpa a la otra persona de los problemas de la relación de ambos? Si es así, quizá le esperen malos tiempos.
  • La autoinculpación puede desencadenar la depresión. Si culpar a la otra persona no le ayudará a resolver los problemas de relación, culparse a sí mismo tampoco.
  • La autoinculpación desencadena culpa, ansiedad, depresión y rendición.
  • La responsabilidad personal, sin ningún tipo de culpas, es el esquema mental que conduce a la intimidad.
  • Sócrates dijo que una vida no examinada no vale la pena.
  • En la buena comunicación intervienen tres componentes: sabes escuchar (empatía), la autoexpresión eficaz (la asertividad) y la comprensión (respeto).
  • La empatía significa que escuchamos a la otra persona e intentamos ver el mundo por sus ojos.
  • La mayoría de las personas no escuchan bien. Cuando están alteradas, no captan cómo piensa la otra persona ni cómo se siente, ni intentan ver lo que puede haber de cierto en lo que ha dicho. En lugar de ello, se defienden y se empeñan en que el equivocado es el otro.
  • En virtud de la asertividad, expresamos nuestros sentimientos de manera abierta y directa, empleando afirmaciones del tipo «Siento que». Las afirmaciones del tipo «Tú» desencadenan más conflictos y riñas.
  • En virtud del respeto, tratamos a la otra persona con una actitud de amabilidad, comprensión y respeto, aunque nos sintamos frustrados y molestos.
  • Si está dispuesto a soportar el proceso del autoexamen, estará en el buen camino de la iluminación interpersonal y de la potenciación personal.
  • Si lo que quiere es que cambien las cosas, tendrá que centrarse en una conversación concreta. Haga el análisis sobre el papel.
  • Cuando haya detectado los errores que usted comete, y cuando haya entendido las repercusiones de lo que dice y de lo que hace sobre la persona con la que no se lleva bien, entonces podrá decidir cambiar su propia manera de responder al otro. En el momento en que cambie, la otra persona cambiará también.
  • Ambos están escondiendo sus sentimientos, de manera que salen a relucir de manera indirecta, en un ciclo de críticas y de defensas.
  • Puede que usted tenga un miedo subconsciente a que suceda algo terrible si expresa abiertamente unos sentimientos negativos o si riñe con una persona que le importa.
  • La ley de los opuestos. Cuando intentamos defendernos de una crítica que parece completamente irracional o injusta, demostramos al instante que es completamente válida. Esto es una paradoja. Por el contrario, si estamos sinceramente de acuerdo con una crítica que parece completamente falsa o injusta, demostramos al instante que la crítica es errónea, y la otra persona nos ve al momento bajo una luz completamente distinta. Una paradoja.
  • La vergüenza es uno de los obstáculos más importantes que cierran el paso a la intimidad.
  • Siempre intento tener presente que, cuando alguien me critica, está intentando decirme algo importante, y que siempre tiene razón en algún sentido. Mi tarea consiste en escuchar con cuidado para poder oír lo que hay de válido en lo que intenta decirme, más que fijarme en la parte que parece distorsionada o injusta.
  • Los budistas hablan de «la gran muerte», que es la muerte del ego, o del yo. Cuando estamos de acuerdo sinceramente con alguien que nos critica, solemos sentir una sensación como de estarnos muriendo.
  • Nuestras apreciaciones acerca de cómo se sienten los demás y de lo que sienten acerca de nosotros pueden estar desviadas. La verdad es que casi siempre lo están. Esta es una de las causas que hacen de la empatía una habilidad tan importante.
  • Cuando aplique la empatía de pensamientos y de sentimientos, procure recordar que su objetivo no es «ayudar» a la otra persona ni resolver el problema que la inquieta, sino simplemente demostrarle su deseo sincero de entender cómo se siente.
  • Cuando nos esforzamos demasiado por convencer a otras personas de que hagan lo que nosotros queremos, nuestro esfuerzo se vuelve contra nosotros.
  • En la mayoría de los casos, la otra persona no necesita más que desahogarse. Si interviene y se brinda a ayudar a la otra persona a resolver el problema que la está fastidiando, lo más probable es que se sienta molesta
  • Para escuchar bien hay que desvelar un poco de uno mismo con el fin de parecer natural y auténtico. Pero tampoco podemos limitarnos a bombardear a la otra persona con nuestro punto de vista.
  • Las demás personas no saben lo que usted piensa y siente, por mucho que le quieran.
  • Si despreciamos a las personas y las tratamos mal, se desquitarán y parecerán todo lo molestas y hostiles que habíamos esperado. Si tratamos a las personas con amabilidad y respeto a pesar de nuestra ira, serán casi siempre más flexibles y receptivas a nuestro punto de vista.
  • ¿Por qué tengo que tratar a alguien con respeto si él o ella me está tratando de mala manera o con hostilidad? No tenemos por qué tratar a nadie con respeto. Todo depende de qué tipo de relaciones queramos mantener.
  • Todos tenemos una necesidad profunda de aceptación.
  • Las personas que se quejan no suelen estar pidiendo consejos, ni ayuda ni afirmaciones que le levanten el ánimo. Casi siempre, lo único que quieren es que los escuchen.
  • Los narcisistas son absolutamente bulnerables a las caricias, pues ansian ser adulados y caen al instante bajo nuestro hechizo.
  • Intentar cambiar a una persona no da resultado nunca.
  • A veces, las personas levantan un muro y se comportan de una manera huraña para protegerse y ahorrarse disgustos y desilusiones.
  • Intentar demostrar que una persona «está equivocada» en lo que piensa sobre usted puede ser una batalla perdida de antemano, sobre todo cuando hace ya mucho tiempo que el otro está disgustado y tiene sentimientos negativos respecto de usted.
  • Algunos errores al aplicar la técnica del desarme:
    • No encontrar nada de verdad en lo que dice la otra persona.
    • Dar la razón con condescendencia.
    • Dar la razón de manera superficial, sin captar verdaderamente las motivaciones de la otra persona.
    • Dar la razón al otro con un sí-pero.
  • Carl Jung creía que todos tenemos una sombrea, o lado oscuro, además de nuestro lado positivo y amoroso, y que para tener salud mental deben fusionarse estos dos impulsos opuestos. Sin embargo, no nos resulta difícil aceptar que podemos tener motivos egoístas y hostiles, y por eso mantenemos oculto a nuestra atención consciente el lado oscuro. Así podemos sentirnos inocentes y no tenemos que sentir ninguna culpabilidad cuando estamos enfadados con alguien.
  • Los sentimientos negativos son pefectamente normales, y no nos los podemos quitar de encima con sólo desearlo, por mucho que lo intentemos.
  • Estamos creando constantemente nuestra propia realidad interpersonal, pero no nos damos cuenta de que lo hacemos.
  • Es un error común. Cuando las personas intentan cambiar, es frecuente que salten de una pauta contraproducente a otra. Por norma general, no podemos resolver los problemas de relación persona a base de convertirnos en lo opuesto a lo que somos.
  • La tensión suele desaparecer cuando la reconocemos, en lugar de fingir que no existe.
  • La empatía de opción múltiple puede resultar muy útil cuando a la persona con la que intentamos comunicarnos le cuesta trabajo expresar sus sentimientos.

Las diez distorsiones que desencadenan los conflictos:

  1. Pensamiento «todo o nada». Todo blanco o negro. No existen medias tintas.
  2. Generalización excesiva. Considera el problema actual como una pauta interminable de frustraciones, conflictos y derrotas.
  3. Filtro mental. Cataloga los defectos de la otra persona, atiende especialmente a todas las cosas negativas que le ha hecho o que le ha dicho, y filtra o desprecia todas las demás cualidades buenas de la otra persona.
  4. Descontar lo positivo. Se empeña en que las cualidades o los actos buenos de la otra persona no cuentan.
  5. Precipitarse a conclusiones.
    • La lectura del pensamiento. Supone que sabe lo que piensa y siente la otra persona acerca de usted.
    • La lectura del pensamiento inversa. Se dice que la otra persona debería saber lo que quiere y cómo se siente sin tener que decírselo.
    • La adivinación del porvenir. Se dice que la situación es desesperada y que la otra persona seguirá tratándole de mala manera, pase lo que pase.
  6. Magnificación y minimización. Hincha desproporcionadamente los defectos de la otra persona y empequeñece la importancia de sus cualidades positivas.
  7. Razonamiento emocional. Razona en función de cómo se siente, o supone que sus sentimientos reflejan cómo son las cosas en realidad.
  8. Afirmaciones del tipo «Debería».
    • «Deberías» dirigidos a los demás. Se dice que las demás personas «no deberían» sentirse ni obrar como se sienten y obran, y que deberían ser como usted espera que sean.
    • «Deberías» dirigidos a sí mismo. Se dice que no debería haber cometido aquel error, o que no debería sentirse como se siente.
  9. Poner etiquetas. Pone a la otra persona la etiqueta de «imbécil», o de algo peor. Ve toda su esencia como negativa, sin rasgos que la salven.
  10. Inculpación.
    • Inculpación del otro. Culpa a la otra persona y niega su propio papel en el problema.
    • Autoinculpación. Se siente culpable y sin valor porque se culpa del problema, aunque no sea culpa suya del todo.

Doce motivaciones que compiten con el amor:

  1. El poder y el control. La agresividad y el dominio resultan muy gratificantes.
  2. La venganza. El deseo de vengarnos de aquel que nos ha agraviado puede resultar casi irresistible.
  3. La justicia y la equidad.
  4. El narcisismo. Algunas personas están enormemente absortas e interesadas en sí mismas y en sus propias ambiciones.
  5. El orgullo y la vergüenza. En vez de escuchar y reconocer lo que hay de verdad en la crítica, levantamos un muro y nos ponemos a la defensiva.
  6. Los chivos expiatorios. Puede resultar hondamente gratificante poner a una persona o a un grupo la etiqueta de inferior o de defectuoso.
  7. La verdad. Suelo decir en mis talleres que la verdad es la causa de casi todos los sufrimientos del mundo hoy.
  8. La inculpación. Puede resultar extremadamente tentador culpar a las demás personas de los problemas que tenemos con ellas.
  9. La autocompasión. La inculpación suele desencadenar la autocompasión, porque empezamos a vernos como víctimas inocentes, y vemos al otro como el malo o la mala.
  10. La ira y el rencor. La ira se convierte a veces en resentimineto y hostilidad crónicos, lo cual nos amarga la visión de la vida.
  11. La competencia. Dedica toda su energía a asegurarse de que sale vencedor. Vencer es emocionante. Todos queremos vencer. El deseo de vencer mantiene viva la batalla, porque la otra persona también estará empeñada en derrotarle a usted.
  12. Los motivos ocultos. Puede que exista algo que desee más que el amor y la intimidad, peor que se lo guarde en secreto.

El inventario de la intimidad:

  • Sumisión.
    • Agradar a los demás. Debo procurar siempre agradarte, aunque para ello tenga que sufrir yo.
    • Fobia a los conflictos / Fobia a la ira. Las personas que se quieren no deben reñir nunca. La ira es peligrosa.
    • Narcisismo percibido. No puedo tolerar ninguna crítica ni desacuerdo sin derrumbarme.
    • Autoinculpación. Los problemas de nuestra relación son todos por culpa mía.
  • Exigencia.
    • Prerrogativas. Debes tratarme siempre como yo espero. Tu misión es hacerme feliz.
    • Justicia / Equidad. Si no cubres mis expectativas, tengo todo el derecho del mundo a enfadarme y castigarte.
    • Verdad. !Yo tengo razón, tú estás equivocado, y más te vale reconocerlo!
    • Inculpación del otro. Los problemas de nuestra relación son todos por culpa tuya.
  • Dependencia.
    • Adicción al amor. No puedo sentirme feliz ni realizado sin tu amor.
    • Miedo al rechazo. Si me rechazas, querrá decir que no valgo nada. No puedo ser feliz si estoy solo.
    • Adicción a la aprobación. Necesito tu aprobación para sentirme feliz y valioso.
    • Lectura del pensamiento. Si me quieres de verdad, sabrás lo que necesito y cómo me siento, sin que tenga que explicártelo yo siempre.
  • Desapego.
    • Adicción a los logros. Mi autoestima depende de mis logros, de mi inteligencia o de mis ingresos.
    • Perfeccionismo. No puedo fallar jamás, ni cometer ningún error. Si fallo, eso significa que no valgo nada.
    • Perfeccionismo percibido. Si soy un ser humano con defectos o vulnerable, no me querrás ni me aceptarás.
    • Fobia a las revelaciones. No te puedo decir cómo me siento por dentro de verdad. Tengo que mantener oculto mi verdadero yo.

Errores comunes de la comunicación:

  1. Verdad. Se empeña en que tiene la razón y en que la otra persona está equivocada.
  2. Inculpación. Da a entender que el problema es todo culpa de la otra persona.
  3. Defensividad. Debate, negándose a aceptar ningún defecto o falta por su parte.
  4. Martirio. Afirma que es víctima inocente de la tiranía de la otra persona.
  5. Desprecio. Emplea un lenguaje brusco o hiriente, intentando hacer que la otra persona se sienta inferior o avergonzada.
  6. Etiquetas. Califica a la otra persona de «imbécil», de «fracasada», o de algo peor.
  7. Sarcasmo. Su actitud, sus palabras y su tono de voz son despreciativos o condescendientes.
  8. Contraataque. Responde a las críticas con críticas.
  9. Chivo expiatorio. Da a entender que la otra persona es defectuosa o inadecuada.
  10. Desvío. Cambia de tema o enumera quejas antiguas.
  11. Autoinculpación. Se comporta como si fuera muy malo y desastroso, para evitar que la otra persona lo critique.
  12. Desesperanza. Afirma qu elo ha probado todo pero que nada le da resultado.
  13. Exigencia. Se queja de que la otra persona «debería» ser tal como usted espera que sea.
  14. Negación. Niega su papel en el problema, o se empeña en que no se siente disgustado cuando, en realidad, sí se siente así.
  15. Ayuda. En vez de escuchar, se pone a dar consejos o a «ayudar».
  16. Resolución de problemas. Hace caso omiso de los sentimientos de la otra persona e intenta, en cambio, resolver su problema.
  17. Agresión pasiva. Se calla, pone mala cara o da portazos.
  18. Lectura del pensamiento. Espera que la otra persona sepa lo que usted siente, sin tener que decírselo.

Los cinco secretos de la comunicación eficaz:

  • Habilidades de escucha:
    • La técnica del desarme. Encontrar algo de verdad en lo que dice la otra persona, aunque parezca completamente irracional o injusto.
    • La empatía. Ponerse en el lugar de la otra persona e intentar ver el mundo por sus ojos.
      • La empatía de pensamientos. Resumir las palabras de la otra persona.
      • La empatía de sentimientos. Reconocer cómo se siente, probablemente, la otra persona, teniendo en cuenta lo que ha dicho.
    • La pregunta. Hacer preguntas delicadas, exploratorias, a la otra persona, para descubrir algo más de lo que piensa y de cómo se siente.
  • Habilidades de autoexpresión:
    • Afirmaciones del tipo «Siento que». Como por ejemplo «Me siento disgustado», en lugar de afirmaciones del tipo «Tú», tales como «¡Estás equivocado!» o «¡Me estás poniendo furioso!».
    • Las caricias. Encontrar algo verdaderamente positivo que decir a la otra persona, aun en plena batalla. Se transmite una actitud de respeto, aunque nos sintamos muy airados contra la otra persona.

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  5. Luis Carlos said

    Quisiera comprarle el libro usted pone el precio

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