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Confesiones de un gángster económico de John Perkins – Apuntes Breves

Posted by Raul Barral Tamayo en lunes, 30 de septiembre, 2013


Título original: Confessions of an Economic Hit Man.
Copyright © 2004 by John Perkins.
© de la traducción 2005 by José Antonio Bravo Alfonso.
Editorial: Ediciones Urano.

«Los gángsteres económicos, escribe John Perkins, son profesionales generosamente pagado que estafan miles de millones de dólares a países de todo el mundo. Entre sus instrumentos figuran los dictámenes financieros fraudulentos, las elecciones amañadas, los sobornos, las extorsiones, las trampas sexuales y el asesinato».

John Perkins lo sabe muy bien. Él ha sido un gángster económico.

Su misión consistía en persuadir a países estratégicamente importantes para Estados Unidos, desde Indonesia hasta Panamá, para que aceptaran créditos enormes con el objetivo de financiar el desarrollo de sus infraestructuras. Estos lucrativos proyectos debían ser ejecutados por contratistas estadounidenses. Y una vez contraída la deuda, dichos países quedaban sujetos al control de Estados Unidos, del Banco Mundial y de otras instituciones dominadas por Estados Unidos que actúan como usureros, dictando las condiciones de pago y forzando así la sumisión de los gobiernos.

Este extraordinario relato extraído de la vida real denuncia las intrigas internacionales, las corrupciones y las actividades menos conocidas del gobierno y las empresas estadounidenses que tan pésimas consecuencias han traído a la democracia estadounidense y al mundo.

John Perkins se dedica actualmente a escribir y enseñar cómo alcanzar la paz y la prosperidad mediante una mayor concienciación personal y la transformación de las instituciones. Fue fundador de una compañía energética alternativa que ha conseguido transformar el sector eléctrico de Estados Unidos. Antes, entre 1971 y 1981, trabajó para la consultora internacional Chas. T. Main, donde ejerció los cargos de economista jefe y director de planificación económica y regional.

Algunas de las cosillas que aprendí leyendo este libro que no tienen porque ser ni ciertas ni falsas ni todo lo contrario:

  • Los gángsteres económicos (Economic Hit Men, EHM) son profesionales generosamente pagados que estafan billones de dólares a países de todo el mundo. Canalizan el dinero del Banco Mundial, de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) y de otras organizaciones internacionales de «ayuda» hacia las arcas de las grandes corporaciones y los bolsillos del puñado de familias ricas que controla los recursos naturales del planeta. Entre sus instrumentos figuran los dictámenes financieros fraudulentos, las elecciones amañadas, los sobornos, las extorsiones, las trampas sexuales y el asesinato. Ese juego es tan antiguo como los imperios, pero adquiere nuevas y terroríficas dimensiones en nuestra era de la globalización.
  • Esta historia hay que contarla porque hoy, por primera vez en la historia, existe un país capaz de cambiar todo eso mediante sus recursos, su dinero y su poder. Es el país donde nací y al que he servido como gángster económico: Estados Unidos de América del Norte.
  • ¿Qué es lo que finalmente me convenció a ignorar las amenazas y los intentos de soborno? La respuesta breve es que tengo una hija. La versión completa tiene que ver con mi dedicación al país en que me he criado y mi amor a los ideales proclamados por sus padres fundadores.
  • Claudine, mi instructora: «Tu trabajo consistirá en estimular a líderes de todos los países para que entren a formar parte de la extensa red que promociona los intereses comerciales de Estados Unidos en todo el mundo. En último término esos líderes acaban atrapados en la telaraña del endeudamiento, lo que nos garantiza su lealtad. Podemos recurrir a ellos siempre que los necesitemos para satisfacer nuestras necesidades políticas, económicas o militares. A cambio, ellos consolidan su posición política porque traen a sus países complejos industriales, centrales generadoras de energía y aeropuertos. Y los propietarios de las empresas estadounidenses de ingeniería y construcción se hacen inmensamente ricos».
  • ¡Y nos preguntamos por qué nos atacan los terroristas! Algunos preferirían achacar nuestros problemas actuales a una conspiración organizada. Ya me gustaría que fuese tan sencillo.
  • Concepto que ha sido admitido como verdad sagrada: que todo crecimiento económico es siempre beneficioso para la humanidad y que, a mayor crecimiento, más se generalizarán sus beneficios.
  • En muchos países el crecimiento económico sólo beneficia a un reducido estrato de la población, y que de hecho puede redundar en unas circunstancias cada vez más desesperadas para la mayoría.
  • La corporatocracia no es una conspiración, aunque sus miembros sí suscriben valores y objetivos comunes. Una de sus funciones estriba en perpetuar, extender y fortalecer el sistema continuamente.
  • Para servir a este sistema, se paga unos salarios exorbitantes a sujetos como yo. Si nosotros titubeamos, entra en acción un tipo de gángster más funesto, el chacal. Y si el chacal fracasa, el trabajo pasa a manos de los militares.
  • El pasado nos ha enseñado que, o cambiamos de rumbo, o tenemos garantizado un final trágico. Los imperios nunca perduran. Todos han acabado muy mal. Ningún país o grupo de países puede prosperar a la larga explotando a los demás.
  • Estoy convencido de que, cuando un número suficiente de nosotros cobre conciencia de cómo estamos siendo explotados por la maquinaria económica que genera un apetito insaciable de recursos del planeta, no seguiremos tolerándolo. Nos comprometeremos a emprender un viraje que nos lleve a la compasión, la democracia y la justicia social para todos.
  • Admitir que tenemos un problema es el primer paso para solucionarlo.
  • En 2003 salí de Quito, iba a reunirme con los shuar, los quechua y sus vecinos los achuar, los zaparo y los shiwiar; tribus decididas a impedir que nuestras compañías petroleras siguieran destruyendo sus hogares, sus familias y sus tierras, aunque ello significase poner en peligro sus vidas. Para ellos estaba en juego la supervivencia de sus hijos y de sus culturas, mientras que para nosotros era cuestión de poder, de dinero y de recursos naturales.
  • Construir el imperio global es lo que se nos da mejor a los EHM. Somos una élite de hombres y mujeres que utilizamos las organizaciones financieras internacionales para fomentar condiciones por cuyo efecto otras naciones quedan sometidas a la corporatocracia que dirigen nuestras grandes empresas, nuestro gobierno y nuestros bancos.
  • Pese al hecho de que el dinero regresa casi enseguida a las corporaciones que forman parte de la corporatocracia acreedora, el país destinatario queda obligado a reembolsarlo íntegramente, el principal más los intereses. Si el EHM ha trabajado bien, esa deuda será tan grande que el deudor se declarará insolvente al cabo de unos pocos años y será incapaz de pagar. Cuando esto ocurre, reclamamos nuestra parte del negocio. Lo cual comprende, a menudo, una o varias de las consecuencias siguientes: votos cautivos en Naciones Unidas, establecimiento de bases militares o acceso a recursos preciosos como el petróleo y el canal de Panamá. El deudor sigue debiéndonos el dinero, por supuesto… y otro país más queda añadido a nuestro imperio global.
  • El unico recurso que Ecuador tiene para cumplir las obligaciones con el extranjero es la venta de sus selvas tropicales a las compañías petroleras.
  • El imperio global reclama su parte del negocio en forma de concesiones de prospección y explotación.
  • El caso de Ecuador es típico de entre los países que los EHM han doblegado política y económicamente. De cada 100 dólares de crudo extraído de las selvas ecuatorianas, las petroleras reciben 75 dólares. Quedan 25 dólares, pero tres de cada cuatro de éstos van destinados a saldar la deuda extranjera. Una parte del resto cubre los gastos militares y gubernamentales, lo que deja unos 2,50 dólares para sanidad, educación y programas de asistencia social en favor de los pobres.
  • Todas esas personas, millones en Ecuador, miles de millones en todo el mundo, son terroristas en potencia. No porque crean en el comunismo, ni en el anarquismo, ni porque sean intrínsecamente perversas, sino porque están desesperadas, sencillamente.
  • La sutileza de los constructores de este imperio moderno deja en evidencia a los centuriones romanos, los conquistadores españoles y las potencias coloniales europeas de los siglos XVIII y XIX. Hemos aprendido las enseñanzas de la historia. No llevamos espadas al cinto. No usamos armaduras ni uniformes que nos diferencien de los demás. Somos personajes públicos, sin nada que ocultar. O por lo menos nos presentamos como tales y como tales se nos acepta. Así funciona el sistema. Pocas veces hacemos algo ilegal, porque el sistema mismo está edificado sobre el subterfugio. El sistema es legítimo por definición.
  • Cuando los chacales actúan, los jefes de Estado caen, o tal vez mueren en «accidentes» violentos.
  • Cuando los chacales fracasan, se envía a la juventud estadounidense a matar y morir.
  • Con el tiempo he aprendido que la vida se compone de una serie de coincidencias. Todo depende de cómo reaccionamos a ellas, de cómo ejercitamos eso que algunos llaman libre albedrío.
  • He utilizado la palabra «competidoras» en sentido figurado, porque MAIN en realidad era jugadora única en su propia liga.
  • Lo mismo que la ciudadanía estadounidense en general, muchos empleados de MAIN creían que estábamos haciendo favores a los países donde se construían las centrales eléctricas, las carreteras y los puertos.
  • En muchos casos, contribuir al crecimiento económico de un país sólo servía para enriquecer todavía más a los que estaban en la cima de la pirámide, sin hacer nada por los de abajo excepto empujarlos más abajo todavía. La promoción del capitalismo muchas veces produce un sistema parecido a las sociedades feudales de la Edad Media.
  • Estudiante: «El británico Arnold Toynbee predijo que la auténtica guerra del próximo siglo no estaría entre comunistas y capitalistas, sino entre cristianos y musulmanes. La historia demuestra que la fe, lo espiritual, la creencia en un poder superior, es esencial. Nosotros los musulmanes lo tenemos. Tenemos de eso más que nadie en el mundo, incluso más que los cristianos. Así que estamos a la espera, mientras tanto nos hacemos cada vez más fuertes. La gente se muere de hambre y vosotros sólo os preocupáis de que no falte combustible para vuestros coches. Los niños se mueren de sed mientras vosotros buscáis las últimas modas en las revistas. No os queda mucho tiempo. Si no cambiáis, estáis acabados».
  • Que la mayoría de los estadounidenses desconozcan estas realidades, ¿es excusa suficiente? Desinformados y mal informados adrede, sí, pero … ¿inocentes?
  • Valentine: «¿Quién es capaz de prever el futuro a veinticinco años vista? Tus conjeturas valen tanto como las de ellos. Sólo es cuestión de tener confianza en uno mismo».
  • Ahora que lo recuerdo, me admiro de mi propia osadía. Mis conocimientos eran muy limitados. Lo que me faltaba en cuanto a formación y práctica lo suplií a base de audacia.
  • Llegué a la conclusión de que apoyamos este sistema porque la corporatocracia nos ha convencido de que Dios nos otorga el derecho a situar a algunos de los nuestros en la cima de esa pirámide capitalista y a exportar nuestro sistema al resto del mundo.
  • El afán imperialista fue y continúa siendo la causa de buena parte de las guerras, la contaminación, las hambrunas, la desaparición de especies y los genocidios.
  • Fundada a finales del siglo XIX, la United Fruit no tardó en convertirse en una de las influencias más poderosas de América Central.
  • Diplomático de Arabia Saudí: «Ningún saudí que se respete a sí mismo se dedica a recoger la basura. Eso se lo dejamos a los animales».
  • En todo momento tuve presente los verdaderos objetivos: maximizar la rentabilidad para las compañías estadounidenses y conseguir que Arabia Saudí dependiese cada vez más de Estados Unidos. No tardé mucho en comprender que lo uno iba estrechamente vinculado a lo otro.
  • Esa condición fue que Arabia Saudí dedicase sus petrodólares a comprar bonos de la deuda pública estadounidense. Washington se comprometía a darle pleno apoyo político y, en caso necesario, militar, con lo que la casa de Saud perpertuaría su dominio sobre el país.
  • La historia de Latinoamérica abundaba demasiado en héroes muertos. Un sistema basado en corromper a los personajes públicos no suele ser piadoso con los personajes públicos que se niegan a ser corrompidos.
  • Graham Greene: «Lo importante es escribir sobre cosas serias».
  • Colombia fue un caso típico, entre los muchos lugares donde he trabajado. Resultaba relativamente fácil demostrar que el país era capaz de soportar ingentes volúmenes de deuda, y de amortizarla con los beneficios que aportasen tanto los proyectos mismos como los grandes recursos naturales de su territorio.
  • Como todos los imperios anteriores, sólo abre los bazos para acumular recursos, para apoderarse de todo y llenar sus insaciables tripas. Y sus dirigentes recurrirán siempre a todos los medios que consideren útiles para hacerse cada vez más ricos y poderosos.
  • Con frecuencia recordaba la advertencia de Claudine: cuando se entraba en eso, era para toda la vida.
  • Yo había ayudado a crear el acuerdo que garantizó la continuidad de los suministros de petróleo para Estados Unidos, salvaguardó la denominación de la casa de Saud y contribuyó a la financiación de Osama bin Laden y a la protección de delincuentes como Idi Amin en Uganda.
  • Yo nunca me he considerado un verdadero economista. Tuve el acierto de elegir colaboradores muy competentes.
  • Como político, Jaime Roldós pertenecía al género no muy abundante de los que no temen oponerse al status quo.
  • Omar Torrijos, en su elogio póstumo a Roldós, le llamó «hermano». También confesó que temía por su propia vida y que tenía pesadillas. En una de ellas se había visto cayendo del cielo, envuelto en una gran bola de fuego. Fue un sueño premonitorio.
  • Sin duda la muerte de Roldós no había sido un accidente. Tenía todos los rasgos de un atentado orquestado por la CIA. Si la ejecución fue tan flagrante, comprendía yo ahora, era porque se deseaba enviar un mensaje. La nueva administración Reagan iba a ser el vehículo ideal para transmitir tal mensaje. Los chacales habían regresado y convenía que tomaran nota lo mismo Omar Torrijos como cualquier otro que sintiese veleidades de unirse a una cruzada contra la corporatocracia.
  • Estoy seguro que Omar Torrijos habría servido de modelo a una nueva generación de dirigentes de América, de África y de Asia. Lo que, por supuesto, no podían consentir la CIA, la NSA ni el gangsterismo económico.
  • MAIN era un ejemplo de compañía que no supo adaptarse al ambiente cambiante de la industria energética.
  • Vanity Fair: «tan pronto como Bush pasó a ocupar la poltrona en el consejo de administración, a Harken Energy empezaron a pasarle cosas maravillosas».
  • Mientras me documentaba para el libro quedé consternado al comprobar la dimensión de lo realizado por nosotros, los gángsteres económicos, en tantos lugares diferentes. Al mismo tiempo quedé horrorizado por el alcance de mi propia corrupción.
  • La primera vez que mata a un enemigo, las emociones le abruman. Pero conforme pasa el tiempo y él va tomando parte en más batallas, y matando más gente, el soldado se curte. Se ha convertido en un profesional.
  • En tanto que gángster económico, yo jamás había cobrado directamente de la NSA ni de ningún otro organismo estatal. Mi salario me lo pagaba MAIN. Yo era un ciudadano particular, empleado de una corporación privada.
  • Para nosotros Iraq era de suma importancia, de una importancia mucho más grande de lo que pareciese a primera vista. Además de petróleo y agua, Iraq posee una situación estratégica muy valiosa. Tiene fronteras con Irán, Kuwait, Arabia Saudí, Jordania, Siria y Turquía, y salida al mar en el golfo Pérsico.
  • En mi opinión se había evitado una crisis seria en Venezuela, al menos de momento, y se había salvado Chávez gracias a Saddam Hussein. La administración Bush no podía ocuparse de Afganistán, Iraq y Venezuela, todo al mismo tiempo.
  • Hoy día, Ecuador debe dedicar a pagar deudas casi el 50% del presupuesto nacional.
  • Shuar: «El mundo es como lo sueñas. Cambiad ese sueño».
  • Casi todas las culturas que conozco anuncian que hacia finales de la década de 1990 entramos en un período de notable transición. En todas partes se oye que estamos en un momento especial de la historia humana, y que todos y cada uno de los nacidos en esta época tenemos una misión que cumplir.
  • Estados Unidos imprime billetes que no están respaldados por ninguna reserva de oro. O para ser más exactos, no están respaldados por nada, salvo la confianza generalizada a nivel mundial en la capacidad de nuestra economía y en que sabremos mantener el buen orden de las fuerzas y los recursos del imperio creado por nosotros para sustentarnos.
  • Mientras el mundo siga aceptando el dólar como divisa de referencia, el endeudamiento excesivo no será un gran obstáculo para la corporatocracia. Pero si el dólar fuese reemplazado por otra moneda, y si algunos de los países acreedores, Japón o China por ejemplo, decidiesen reclamar, el cambio de la situación sería drástico.
  • Si la OPEP tomase la decisión de reemplazar el dólar por el euro como unidad monetaria de las transacciones, el imperio se conmovería hasta los mismísimos fundamentos.
  • Sería estupendo que pudiéramos culpar de todo a una conspiración, pero no hay tal. El imperio precisa de la eficacia de los grandes bancos, de las grandes compañías, de las administraciones (la corporatocracia), pero no es una conspiración. La corporatocracia somos nosotros. Existe gracias a nosotros. Por eso, a la mayoría nos resulta muy difícil rebelarnos y oponernos a ella. No es cosa de morder la mano del amo que nos alimenta.
  • ¿Cómo va uno a rebelarse contra el sistema que según todas las apariencias le suministra casa y coche, alimento y vestido, electricidad y medicinas? Aunque sepamos que es el mismo sistema que ha creado un mundo en donde mueren de hambre todos los días veinticuatro mil personas, y muchos millones de personas más nos odian, o por lo menos odian las políticas practicadas por nuestros representantes elegidos.
  • La mayoría de nuestros periódicos, revistas y casas editoriales pertenece a las gigantescas corporaciones internacionales y está manipulada por ellas. Los medios de comunicación son parte de la corporatocracia.
  • Hable con la familia y amigos. Difunda la palabra.
  • El sistema vigente todavía permite albergar muchas esperanzas, no hay nada inherentemente maléfico en los bancos, las corporaciones y los gobiernos, y por supuesto no es inevitable que constituyan una corporatocracia.
  • El defecto no está en las instituciones mismas, sino en nuestra percepción de cómo funcionan
  • Ésta es nuestra hora. A todos y cada uno nos toca dar el paso al frente, plantear las preguntas importantes, buscar las respuestas en nuestro fuero interno, y pasar a la acción.

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